Por Moisés Cottom |
El 2 de marzo de 1978, en Corsier-sur-Vevey, Suiza, dos hombres profanaron la tumba del célebre artista Charles Chaplin, que dos meses antes había sido enterrado en el cementerio del cantón de Vaud, y robaron su cadáver.
Luego de que Oona O’Neill, viuda de Chaplin, rechazara la petición de rescate de 600 mil dólares y comenzara a recibir amenazas telefónicas contra sus dos hijos menores, se llevó a cabo una exhaustiva búsqueda policial.
La investigación que se llevó adelante para encontrar a los culpables del robo del cuerpo del actor consistió, entre otras cosas, en el monitoreo del teléfono de Oona y de 200 cabinas telefónicas de la zona.
Tras cinco semanas de búsqueda, la policía dio con los responsables del robo, lo que derivó en el arresto de dos obreros mecánicos, dedicados a los automóviles, el polaco Roman Wardas y al búlgaro Gantscho Ganev.
El 17 de mayo, el cuerpo de Charles Chaplin fue encontrado en un campo de maíz, cerca del lago Lemán, y pocos días después fue nuevamente enterrado, esta vez bajo una cubierta de hormigón de casi dos metros de profundidad.