Por Fredy López |
Carolina Barillas de López se dedica al cuidado y arreglo de flores desde, aproximadamente, 25 años.
Inicia como una afición y luego se dedica de lleno a este oficio.
Comenta que, desde hace 3 años, abrió su floristería «Las Violetas de Don Florencio», en la 6ª calle y 7ª avenida, zona 1 de Quetzaltenango.
Indica que este proceso inicia seleccionando a los distribuidores, porque así compran de forma directa y reciben flores frescas.
Las flores vienen de varios lugares, entre ellos, Mazatenango, Suchitepéquez; Tecpán, Chimaltenango; Sumpango, Sacatepéquez, y Zunil, Almolonga y Las Majadas, Quetzaltenango. Las compras, por lo regular, son entre 1 y 4 horas (madrugada).
Ofrece arreglos personalizados para los clientes que la visitan y menciona que el sentimiento que tiene al trabajar en la floristería es muy especial, porque abrió su negocio en honor a su abuelo, Florencio Ixtacuy, quien era catedrático de inglés y una persona apasionada por las flores.
Comenta que, a veces, es un sentimiento encontrado porque elabora arreglos para duelos, fiestas y pedidas de matrimonio, entre otras ocasiones.
«Cada arreglo es una historia, sea triste o emocionante, son historias muy lindas en las que hemos colaborado, creando un sentimiento de satisfacción al elaborar cada arreglo con respeto y corazón», comenta Carolina.