Con información de Desde La Fe.
Un exorcismo es rechazar el mal y, por ello, al hacer la señal de la Santa Cruz renunciamos a esa maldad que ocasiona divisiones, aislamiento, ego, soberbia y envidia, explicó el padre Eduardo Lozano, párroco de San Simón Tolnáhuac, en la Arquidiócesis Primada de México.
En entrevista, aseguró que persignarnos es el más elemental de los exorcismos que tenemos los bautizados.
“Un exorcismo es una renuncia al mal, que implica acercarnos a Dios y a los demás, y ello queda implícito en las palabras ‘de nuestros enemigos, líbranos Señor nuestro’, pero no sólo se refiere al prójimo, sino a nosotros mismos”, agregó.
A decir del presbítero, cuando a un pequeño en la catequesis se le enseña a persignarse, es para que en el nombre de Dios se libre del mal.
¿Qué significa la señal de la Santa Cruz?
El padre Lozano explica que, cuando nos persignamos, hacemos tres cruces sucesivas en nuestro cuerpo y al final nos santiguamos:
Por la señal de la Santa Cruz (cruz en la frente o la cabeza): significa la señal del amor de Jesús, de su entrega hasta el extremo de morir por nosotros. La catequesis señala que esta cruz es para librarnos de pensamientos negativos.
De nuestros enemigos (cruz en la boca): significa que Dios nos libre de la soberbia y egoísmo. Esta cruz es para que podamos pronunciar mejores palabras, evitar las que hieren, señalan o dividen.
Líbranos Señor, Dios nuestro (en el pecho): significa que a Dios, de corazón, le hacemos esta petición. Esta cruz es para que nuestras acciones y trabajo se realicen conforme a la palabra de Dios, siempre rechazando el mal.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo (de la cabeza a la boca del estómago): Simboliza que somos parte de Dios, de la Iglesia y de su Cuerpo Místico. Esta es una entrega total a la voluntad de Dios.