Por Emilio Veletzuy |
Padre de familia, atleta y motivador, así es José Estuardo Chan Solís, de 34 años, quien padece discapacidad física. A los 16 años perdió sus brazos al tocar cables del tendido eléctrico en un edificio, en el mercado La Democracia, zona 3 de Quetzaltenango, cuando laboraba como bodeguero.
Solís, con ayuda de Dios, familiares, amigos y voluntad propia, logró vencer el miedo al rechazo por no tener sus brazos y superarse con normalidad. Fue vendedor ambulante en cercanías del mercado La Democracia, zona 3 de Xela, para llevar alimento a su hogar.
Inició a practicar el atletismo, en el año 2010, cuando observó a otras personas correr en el Complejo Deportivo de Quetzaltenango, su motivación era grande y por ello cumplió uno de sus objetivos: competir en eventos nacionales e internacionales, donde se ubicó entre los primeros lugares en las pruebas de 100 hasta los 5 mil metros planos de su categoría.
Además de ser un atleta y persona entusiasta, ha tenido interés por apoyar y motivar a otras personas con discapacidad, compartiendo los conocimientos adquiridos en capacitaciones deportivas en las que ha participado y que han sido organizadas por instituciones que promueven la inclusión de personas con discapacidad.
También destina tiempo para entrenar y aconsejar, moralmente, a jóvenes y adultos para que puedan lograr sus metas y ser inclusivos en la sociedad. En el 2015 habilita la asociación «Rompiendo tus límites Quetzaltenango», donde con poco apoyo, involucra a personas con discapacidad física, auditaba y del habla, entre otras, para promover un espacio de sana distracción recreativa y deportiva.
Está casado con Gabriela Urízar, con quien ha procreado cuatro hijos. Su familia le ha mostrado su apoyo en cada proyecto que ha emprendido en estos últimos 10 años.
Solís, en la actualidad, organiza varios torneos de fútbol 7 en distintos sectores de la ciudad de Quetzaltenango.