Por Fredy de León |
Entre tejidos y cosechas, así define Antonio Rosales su obra plasmada en una de las paredes del Salón Comunal del barrio Jucanyá, Panajachel, Sololá.
El mural, elaborado en 11 días, fue hecho de manera voluntaria por parte de Rosales y tiene como intención plasmar algunas costumbres que con el paso del tiempo van desapareciendo en el municipio, entre ellas, el uso de indumentaria, la elaboración de tejidos y la siembra de café y maíz.
«Soy originario de Panajachel y la iniciativa es resaltar la indumentaria panajachelense porque se ha ido perdiendo, principalmente, en hombres y las nuevas generaciones no la conocen. La vemos —vestimenta— únicamente en festividades y desfiles, pero de ahí no hay nada. Pana tiene esencia y herencia maya», dijo Rosales.
Panajachel era un municipio en el que los cafetales, los maizales y otros cultivos formaban parte del paisaje. «Al inicio estaba indeciso por la dimensión de la pared, pero para que nuestra gente reconozca y recuerde nuestros colores aquí se podrá ver a diario —mural—», agregó el artista.
Este mural mide 20 metros de largo por 4 de ancho y muestra cuatro mazorcas (amarilla, roja, blanca y negra) y un hombre quien, con una jarra, riega las siembras de café y milpa, mientras el agua que recorre las raíces del café y maíz se entrelaza con una faja que usan las mujeres de Panajachel, la cual forma parte de su indumentaria.
El proyecto de Antonio podría llegar a otros municipios, pero requiere de apoyo porque los elabora de manera voluntaria los domingos —su día de descanso—. Poco a poco ha comprado la pintura y con la obra en Panajachel inicia la seria denominada «Bonampak arte voluntario».