Por Fernando Castellanos |
El 16 de julio de 1950 el estadio Maracaná, en Brasil, fue testigo de una de las mayores sorpresas en la historia del fútbol mundial: El Maracanazo.
Más de 200 mil personas abarrotaron el coloso de Río de Janeiro para presenciar la final de la Copa del Mundo de Fútbol entre Brasil y Uruguay. Todo estaba listo para una fiesta brasileña… pero el fútbol tenía otros planes.
Brasil se adelantó al minuto 47 con gol de Friaça, pero Uruguay remontó con tantos de Schiaffino, al 66, y Ghiggia, al 79. El capitán celeste, Obdulio Varela, resumió así la hazaña: «Ese partido lo jugábamos 99 veces y las perdíamos todas, pero ese día nos tocó el partido 100».
Aquel día también marcó el fin del uniforme blanco de la selección brasileña que, desde entonces, adoptó la tradicional camiseta amarilla con pantaloneta azul.
Décadas después, Alcides Ghiggia, autor del gol decisivo, recordó el impacto del momento con una frase célebre: «Solo tres personas hemos hecho silencio en el Maracaná: el Papa, Frank Sinatra y yo».
