Por Fernando Castellanos |
El 17 de junio de 1951, hace 74 años, Guatemala perdió a una de sus leyendas deportivas: Mario Salvador Camposeco López, nacido el 6 de agosto de 1921 en Quetzaltenango y recordado como uno de los futbolistas más influyentes del país.
Inició su carrera en 1938 con el club América de Xela, pero fue con Xelajú donde forjó su legado, convirtiéndose en capitán y pieza clave en la conquista de 10 campeonatos departamentales consecutivos entre 1940 y 1950.
Camposeco no solo brilló a nivel local, porque en 1942 fue convocado como refuerzo de Municipal para enfrentar al Atlante de México y un año después debutó con la Selección Nacional de Guatemala. El 10 de marzo de 1946 anotó en una histórica victoria 4-1 frente a Costa Rica, en el III Campeonato Centroamericano de Fútbol.
También representó al país en torneos internacionales en Cuba y en los Juegos Centroamericanos y del Caribe, acumulando 23 goles con la azul y blanco, convirtiéndose en el segundo máximo goleador en ese momento y aún figura entre los máximos artilleros de la historia nacional.
Su vida se apagó trágicamente, el 17 de junio de 1951, cuando una avioneta en la que volaba sobre Quetzaltenango se estrelló debido a fallas mecánicas.
Tras su fallecimiento, el Club Xelajú rindió homenaje cambiando su nombre a Xelajú MC (Mario Camposeco) y el estadio principal de la ciudad también lleva su nombre.
A más de siete décadas de su partida, el legado de Camposeco sigue vivo en la historia del fútbol guatemalteco y en el corazón de Quetzaltenango.












