Por Fernando Castellanos |
El 8 de agosto de 1971 se registró la trágica excursión que marcó a la Escuela de Comercio y a Guatemala.
Guatemala recuerda este 8 de agosto una de las tragedias estudiantiles más dolorosas de su historia. Hace 54 años, un accidente de tránsito cobró la vida de 25 estudiantes de la Escuela Nacional Central de Ciencias Comerciales (conocida como Comercio), junto a un maestro y el piloto del autobús que los trasladaba.
El grupo regresaba de una excursión académica en Huehuetenango, cuando al atardecer, el bus en el que viajaban volcó en la cumbre de Alaska, Nahualá, Sololá.
El accidente
El percance fue cerca de las 17.30 horas, en el kilómetro 164 de la ruta Interamericana. Según el testimonio de uno de los sobrevivientes, el vehículo descendía a velocidad, aparentemente moderada, pero por momentos parecía perder el control.
En un intento desesperado por evitar el barranco, el conductor trató de frenar el bus rozando el paredón. Sin embargo, esto no evitó el vuelco. El autobús cayó sobre su costado izquierdo y se arrastró varios metros, terminando en dirección contraria al sentido en que se desplazaba.
Entre los fallecidos se encontraba el profesor, Víctor Espada, quien acompañaba a los alumnos, y el piloto del autobús.
Una tragedia que estremeció al país
Los cuerpos de los estudiantes fueron trasladados al Hospital Nacional de Sololá para su identificación. Los heridos, por su parte, fueron enviados a hospitales de Sololá, Quetzaltenango y Totonicapán.
La conmoción se sintió con fuerza en la capital, donde los féretros fueron llevados poco a poco, conforme se completaban los trámites. En las aulas de la Escuela de Comercio fueron velados los cuerpos; algunas salas llegaron a albergar hasta tres ataúdes al mismo tiempo.
El 10 de agosto se llevó a cabo una misa de cuerpo presente en el patio del Colegio Salesiano Don Bosco, a donde fue llevado el cortejo fúnebre desde el edificio de la escuela. Aquella mañana, la tristeza y el luto unieron a la comunidad educativa.
Establecimientos públicos y privados de nivel medio se hicieron representar en el acto para expresar su solidaridad con los familiares, amigos y docentes de los jóvenes fallecidos.
Un recuerdo imborrable
El accidente del 8 de agosto de 1971 sigue presente en la memoria colectiva de generaciones enteras. Es un recordatorio del valor de la vida, del impacto que una tragedia puede tener en toda una comunidad, y de la importancia de velar por la seguridad de los estudiantes en cada actividad.
Fotografía Prensa Libre












