Con información de Fernando Castellanos.
El Día Mundial para la Prevención del Suicidio se conmemora cada 10 de septiembre como una iniciativa de la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio (IASP), con el apoyo de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Su propósito es generar conciencia, reducir el estigma y fomentar acciones que permitan salvar vidas.
En 2025, el lema es «Creando esperanza a través de la acción», destacando que incluso los pequeños gestos de bondad, compasión y comprensión pueden marcar una diferencia significativa.
Comprender el suicidio y sus factores de riesgo
El suicidio es un fenómeno complejo que no responde a una sola causa, sino a la combinación de distintos factores personales y sociales. Puede afectar a cualquier persona, sin importar edad, género u origen, y suele estar vinculado con experiencias de dolor emocional, desesperanza o sensación de ser una carga.
Algunos factores de riesgo más comunes son:
Trastornos de salud mental como depresión, ansiedad o trastorno bipolar.
Experiencias pasadas de trauma o abuso.
Aislamiento social o soledad.
Consumo de alcohol o drogas.
Enfermedades crónicas o discapacidades.
Crisis económicas, pérdidas afectivas o rupturas familiares.
Reconocer estos factores ayuda a identificar cuándo alguien podría necesitar apoyo adicional y atención profesional.
Señales de advertencia
Muchas veces, las personas que piensan en el suicidio muestran señales de alerta. Algunas de ellas son:
Hablar de querer morir o sentirse sin motivos para vivir.
Alejarse de familiares, amigos y actividades habituales.
Cambios repentinos de comportamiento o estado de ánimo.
Aumento en el consumo de alcohol o drogas.
Regalar pertenencias o despedirse de manera inesperada.
Cambios en el sueño o el apetito.
La intervención temprana puede salvar vidas. Escuchar sin juzgar, acompañar y motivar a buscar ayuda profesional son pasos fundamentales.
Estrategias de prevención
La prevención del suicidio requiere la participación conjunta de personas, comunidades e instituciones. Entre las estrategias más efectivas se encuentran:
Acceso a atención en salud mental: terapia, asesoría psicológica y apoyo psiquiátrico.
Intervención en crisis: líneas de ayuda y servicios de emergencia disponibles 24/7.
Concientización comunitaria: programas que promuevan conversaciones abiertas y reduzcan el estigma.
Medios de comunicación responsables: evitar el sensacionalismo y brindar información de apoyo.
Fortalecer la conexión social: construir redes de apoyo familiares, escolares y comunitarias.
En el caso de los jóvenes, es importante brindar orientación en salud mental dentro de las escuelas, fortalecer programas de apoyo entre pares y ofrecer espacios seguros de acompañamiento.
Si atraviesas una situación difícil o conoces a alguien que lo esté, no estás solo(a). En Guatemala puedes comunicarte con:
Línea de apoyo de la Alianza Nacional para la Prevención del Suicidio: 2232-6269
Hospitales nacionales y regionales con servicios de salud mental.
Grupos de apoyo comunitarios y organizaciones de acompañamiento psicológico.











