Por Fernando Castellanos |
Cada 4 de octubre se celebra el Día Mundial de los Animales, una fecha promovida por la Organización Mundial de Protección Animal con el objetivo de crear conciencia sobre la necesidad de frenar la extinción de especies y garantizar la protección de todas ellas.

La conmemoración se realizó por primera vez en 1925 en Berlín, Alemania, escogiendo este día por coincidir con la festividad de San Francisco de Asís, santo patrono de los animales, quien consideraba que todos los seres que habitan la Tierra son criaturas de Dios.

En 1980, el Papa Juan Pablo II declaró oficialmente a San Francisco de Asís como patrono de los animales, acción que popularizó aún más la celebración. Desde entonces, millones de católicos alrededor del mundo llevan a sus mascotas a las iglesias para recibir la tradicional Bendición de los Animales.

El objetivo de este día es recordarnos que, aunque el ser humano es la especie más evolucionada, esto no implica que los demás animales carezcan de derechos y protección. La destrucción de cualquier especie afecta al equilibrio de la naturaleza y al ciclo de la vida.

Ya en el siglo XIII, San Francisco de Asís advertía: “Debemos comprender cuál es nuestro lugar en la Tierra, ya que nuestro bienestar está conectado al bienestar de todos los animales y el medio ambiente”. Una reflexión que, aunque en su época no fue comprendida, hoy cobra más vigencia que nunca.













