Cada 19 de agosto se celebra el Día Mundial de la Fotografía, una fecha que invita a recordar cómo una idea revolucionaria cambió para siempre la manera de contar historias, guardar recuerdos y observar el mundo.
La primera fotografía de la historia que se conserva fue tomada en junio de 1826 por el inventor francés Joseph Nicéphore Niépce, quien capturó la vista desde la ventana de su casa en París. A esta imagen se le conoce como “Point de vue du Gras” (Vista desde Le Gras).
Años más tarde, en 1839, otro francés, Louis Daguerre, perfeccionó el invento y patentó el daguerrotipo, considerado el primer procedimiento fotográfico práctico de la historia. Ese mismo año, la fotografía fue presentada oficialmente en París, marcando el nacimiento de un arte y una ciencia que cambiarían al mundo.
La fotografía llega a América
En diciembre de 1839, apenas meses después de su presentación en Francia, el daguerrotipo llegó a México gracias a Louis Prélier, quien realizó una demostración en la Plaza de Armas de Veracruz. Entre las primeras imágenes capturadas estuvieron la Catedral de Veracruz y escenas cotidianas de la ciudad.
Para 1842, la técnica ya se había extendido hacia el norte de México. En Monterrey, el fotógrafo Eduardo Wilder realizó la primera exposición fotográfica en el Barrio Antiguo e incluso publicó un anuncio en la prensa local ofreciendo retratos con el daguerrotipo.
La fotografía en la guerra
Un hecho histórico poco conocido ocurrió en septiembre de 1846, durante la invasión estadounidense a Monterrey. Los daguerrotipistas J. H. Smith y Josiah Gregg acompañaron a las tropas de EE.UU. y tomaron imágenes de Saltillo, Coahuila. Sin proponérselo, se convirtieron en los primeros corresponsales gráficos de guerra del mundo, un antecedente directo del fotoperiodismo que hoy conocemos.
Lo que comenzó como un experimento científico en el siglo XIX evolucionó en una herramienta fundamental para el arte, la comunicación y la memoria histórica. Hoy, millones de imágenes se capturan a diario con cámaras digitales y teléfonos móviles, demostrando que la fotografía sigue siendo el lenguaje universal de las emociones.
