Por Fernando Castellanos |
El 11 de septiembre de 1897 estalló en Quetzaltenango la llamada Revolución Quetzalteca, un movimiento en oposición al presidente José María Reina Barrios.
El avance de los revolucionarios
Los soldados provenientes de San Carlos Sija se dirigieron a San Mateo y pidieron al ejército sumarse al pueblo. Ese mismo día, las fuerzas rebeldes entraron a la ciudad altense por la actual calle Rodolfo Robles, frente a la Cervecería. Allí dejaron sus caballos para atacar en distintos puntos estratégicos a los soldados leales al gobierno.
Otro grupo se enfrentó desde el parque central contra las tropas atrincheradas en La Pedrera, logrando tomar el antiguo edificio de rentas.
Mártires de la revolución
El 13 de septiembre, por orden de Reina Barrios, fueron fusilados los exalcaldes quetzaltecos Sinforoso Aguilar y Juan Aparicio, considerados líderes del movimiento. La ejecución se realizó frente a la antigua iglesia San Nicolás, luego de que ambos fueran entregados tras una traición.
La proclamación del triunfo
El 15 de septiembre, mientras Guatemala celebraba el 76 aniversario de la Independencia de Centroamérica, en Quetzaltenango se proclamaba la victoria revolucionaria. Las autoridades locales desconocieron al gobierno central y los insurgentes tomaron el control de Ocós, Colomba y Coatepeque.
El fin del levantamiento
La rebelión fue sofocada el 4 de octubre, cuando el ejército al mando del general Calixto Mendizábal retomó el control de la región, poniendo fin a la Revolución Quetzalteca.
El legado
En memoria de los mártires de 1897 se construyó el Arco del Sexto Estado de Los Altos, en la entrada a Quetzaltenango. Aunque fue demolido en 1950 por orden del gobierno capitalino, fue reconstruido y reinaugurado el 13 de septiembre de 2007, en el aniversario del fusilamiento de Aguilar y Aparicio.
Foto histórica: La Ilustración, retratando un momento de la revolución.
Fuente: Mundochapín.com y Ecce Pericles.











