Muchos de los 135 excarcelados nicaragüenses liberados en virtud de una mediación de Estados Unidos y Guatemala digerían el viernes la inesperada excarcelación, mientras planean sobre los nuevos escenarios de vida lejos de sus familiares que permanecen en una Nicaragua «en crisis».
Los recién llegados a Guatemala -que cumplían condenas bajo cargos políticos por oponerse al gobierno de Daniel Ortega- tienen 90 días para decidir si se quedan en ese país o viajan a otros países, mientras reciben atención médica y orientación sobre las nuevas oportunidades para seguir adelante.
Mientras procesan los acontecimientos, muchos de ellos no estuvieron dispuestos a conversar con la VOA, argumentando que antes de salir de las cárceles donde cumplían sus condenas fueron amenazados de posibles represalias contra sus familiares que permanecen en Nicaragua. Ninguno de los gobiernos involucrados ha publicado los nombres de los liberados.
Muchos dijeron a la VOA que mantienen el compromiso de continuar ejerciendo el activismo político.
“Ahora estamos en el exilio, es cierto, pero la lucha nuestra será hasta que ese gobierno caiga. Nosotros buscamos cómo derrocarlos a ellos. Hay hermanos que han quedado ciegos, inválidos, hay muchos muertos”, dijo el opositor Sergio Mena, en sus primeras declaraciones tras llegar a Guatemala.
Mena, -que confesó su desconcierto cuando en febrero del 2023 uno de sus compañeros de celda estuvo en el grupo de 222 personas excarceladas y llevadas a Washington en virtud también de la mediación de EEUU-, dijo que aquel momento «fue duro».
El gobierno de Daniel Ortega no ha emitido declaraciones hasta el momento sobre las excarcelaciones que se concretaron el jueves.
Estados Unidos ha ofrecido que los nicaragüenses excarcelados la posibilidad de optar al programa migratorio de Movilidad Segura, con el cual se ingresan a suelo estadounidense en condición de asilados y al año pueden acceder a una residencia permanente.
Entre los liberados están, además de activistas de derechos humanos, algunos misioneros de la organización Mountain Gateway con sede en Texas, estudiantes y laicos católicos.
«Aún hay presos políticos en las cárceles»
Mena y otros opositores entrevistados celebran la liberación, que muchos describen como una alegría a medias.
“Hemos dejado una parte de nuestro corazón en Nicaragua y algunos presos políticos aún han quedado en las cárceles”, dijo el opositor que es parte del Movimiento Campesino.
Sobre sus 30 meses en cárceles de Nicaragua, Mena dijo que sobrevivió en condiciones “inhumanas” y recibiendo “tratos malos” en el Sistema Penitenciario Jorge Navarro, en Managua.
Por eso -recalca- no abandona la idea de continuar demandando la “libertad para Nicaragua”.
Julio Pérez Canales, también parte del grupo de 135 liberados, estaba cumpliendo una condena por repartir papeletas en Managua para pedir justicia por un niño asesinado durante las protestas contra el presidente Daniel Ortega en el año 2018, detonante de la crisis sociopolítica actual.
“Pasábamos en una celda pequeña y en ropa interior únicamente. Había veces que no nos sacaban a tomar el sol”, dijo Pérez Canales poco después de aterrizar en el vuelo chárter provisto por EEUU que lo llevó junto al resto hacia Guatemala.
«Un proceso duro»
El activista político Carlos Molina describe el tiempo en prisión como «un proceso duro».
«No podía casi ver a mi familia. No tenían mucho dinero para viajar a verme», remarcó Molina, quien fue acusado del delito de fabricación y uso de armas restringidas contra el Estado de Nicaragua y condenado a 6 años de cárcel el 11 de mayo de 2023.
Durante la entrevista con la VOA, Molina criticó lo que a su juicio se trata de «rencor» de parte de «el Estado de Nicaragua» contra la bandera nacional.
«[El Estado] quiere que sobresalga más la bandera de un partido político, más que la bandera del estado de Nicaragua. Quieren que sobresalga más el rojo y negro [que identifica al Frente Sandinista de Liberación Nacional], que el azul con blanco que es la que nos cubre a cada uno de nosotros los nicaragüenses», afirmó.
Sergio Castilblanco, activista también liberado el jueves, agradeció a los que hicieron posible que quedaran atrás los días de encarcelamiento.
«En primer lugar agradecido con Dios por habernos hecho el milagro de salir de ese encierro obligado en que nos tenía el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo», expresó.
«Un agradecimiento especial al gobierno de Guatemala y el de Estados Unidos y a las organizaciones sociales y políticas que han trabajado para lograr la liberación de nosotros, los presos políticos de Nicaragua», concluyó Castilblanco.
Información Donaldo Hernández / Voz de América