Por Fernando Castellanos.
La ciudad de Quetzaltenango resguarda una historia vasta y rica en sus tradiciones, y entre los lugares donde esta historia se entreteje con la memoria colectiva destaca el Cementerio General. Su origen se remonta a 1932, cuando el ciudadano Fermín Peláez impulsó la creación de un nuevo cementerio que sustituiría los múltiples camposantos que existieron previamente en la ciudad. Según relata el escritor Jorge Valverde Peña en su libro La Historia detrás de una Lápida, el cementerio fue concebido como un espacio central de descanso final, y su ubicación fue elegida en el barrio El Calvario, sobre la calzada Sinforoso Aguilar, zona 1 de Quetzaltenango.
La historia del terreno, conocido como «La Virgen», se remonta incluso más atrás. Adyacente al Templo del Calvario, el campo había sido donado por el Rey de España a la Virgen de Soledad hacia finales del siglo XVIII. Sin embargo, fue durante el gobierno de Rafael Carrera que este terreno fue expropiado y destinado al uso de cementerio, en respuesta a la epidemia de cólera de 1840, que había desbordado los lugares de enterramiento en la ciudad. En este contexto, Juana Aguilar se convirtió en la primera difunta en ser enterrada en el nuevo cementerio.
Antes del actual cementerio general, los registros indican que existieron al menos cinco cementerios diferentes en Quetzaltenango, los cuales desaparecieron debido al crecimiento demográfico de la ciudad. Estos camposantos se unificaron, dando paso al terreno amplio y solemne que hoy conocemos, el cual comenzó en «La Virgen» y se fue expandiendo conforme la necesidad lo requería. Hacia finales del siglo XIX, se adquirieron terrenos adyacentes para continuar con esta ampliación.
En 2004, el Cementerio General fue declarado Patrimonio Cultural de la Nación, destacando su profundo valor histórico y cultural para Guatemala.
Este lugar, además de servir como eterno descanso, se convierte en un archivo vivo de quienes moldearon la historia local y nacional. En él descansan figuras relevantes como el expresidente Manuel Estrada Cabrera y José Manuel Lisandro Barillas, cuyas decisiones políticas y legados aún resuenan en la memoria colectiva de la nación. También yacen aquí personalidades del arte y el deporte, como el futbolista Mario Camposeco y el marimbista Domingo Betancourth, entre otros que dejaron huella en la sociedad guatemalteca.
El camposanto también alberga una leyenda romántica: la de la gitana Margarita Mielos, conocida cariñosamente como Vanushca. Según la tradición oral, su amor imposible con un joven de la alta sociedad de Quetzaltenango –diez años menor que ella– permanece simbolizado en la rosa roja que él, enamorado y discreto, dejaba en su tumba cada mañana. Su sepulcro, envuelto en misterio y superstición, se ha convertido en un lugar de peregrinación para quienes buscan respuestas a sus propios anhelos amorosos.
El Cementerio General de Quetzaltenango se divide en tres áreas principales que reflejan la diversidad cultural y social de la ciudad. La primera área destaca por sus tumbas monumentales, una muestra imponente de la influencia europea en la región. Aquí se erigen mausoleos y lápidas importadas de Italia, construidos por artesanos italianos que combinaron distintos estilos arquitectónicos y artísticos para crear una belleza solemne y distintiva.
La segunda área alberga a las familias de abolengo y a figuras históricas destacadas, cuyas vidas forjaron la historia de la ciudad y del país. Entre mausoleos y tumbas majestuosas, aquí reposan presidentes, líderes políticos, músicos, escultores y escritores. Este espacio es, en sí mismo, un homenaje al talento y a la trascendencia de quienes con su trabajo influyeron en la cultura nacional.
Finalmente, en la tercera área, conocida como la «Loma del Olvido», se entrecruzan la fe católica y la herencia maya. Este sector es un recordatorio del profundo sincretismo religioso y cultural de la región, donde las creencias prehispánicas y la religión católica coexisten, revelando una identidad única que caracteriza a Quetzaltenango y a Guatemala.
El Cementerio General de Quetzaltenango, más que un espacio de despedida, es un monumento a la historia y a las historias. En sus tumbas descansan sueños, amores, y legados que siguen vivos en la memoria de su gente.
Fuentes:
Libro La Historia Detrás de una Lápida – Jorge Valverde Peña
Relatos y libro Historia de los Cementerios – Francisco Cajas Ovando.
Fotos: Cementerio General Quetzaltenango