Por Fernando Castellanos |
La construcción del Palacio Nacional de Guatemala inició en enero de 1929 y finalizó en noviembre de 1943 por iniciativa del entonces presidente, el general Jorge Ubico Castañeda.
La edificación fue inaugurada, el 10 de noviembre de 1943, día del cumpleaños de Ubico Castañeda.
Durante mucho tiempo, el Palacio Nacional fue la sede del Gobierno central; sin embargo, en la actualidad es un museo lleno de historia y obras de los mejores artistas guatemaltecos de la época de 1940.
La dirección de la obra estuvo a cargo de Arturo Bickford y fue construida con el primer sistema antisísmico de la capital.
Diseño
El edificio está diseñado de forma simétrica, porque posee un cuerpo central del que se desprenden dos laterales, cada uno de ellos con tres niveles, un patio central y dos estanques rectangulares estilo mudéjar con azulejos y surtidores de agua. El conjunto incluye un sótano y una terraza en el cuarto nivel.
Los patios están rodeados por una serie de arcos ornamentados, algunos con motivos inspirados en la arquitectura de la Antigua Guatemala. En especial el primer nivel, el cual presenta pilastra abalaustrada serliana.
En su interior cuenta con murales que muestran la completa reseña de la historia de Guatemala prehispánica a la independiente. Dicha decoración estuvo a cargo de Alfredo Gálvez Suárez, Carlos Rigalt y Rodolfo Galeotti.
Las jardineras de los patios fueron decorados con azulejos, como la fuente del Convento de Santa Clara. Las fuentes que animan peces están decoradas con animales marinos y azulejos hechos en mayólica.
El Palacio Nacional fue declarado Monumento Histórico por su valor arquitectónico y artístico, su estilo es una combinación de arquitectura colonial con influencia francesa y neoclásica conocida como barroco o renacimiento español.
Datos curiosos
Al Palacio Nacional también se le conoce como el guacamolón, por su color verde parecido al de un aguacate. De hecho, este nombre surgió en los boletines universitarios llamado No nos tientes, de los años cuarenta.
En el interior del Palacio Nacional hay un mural llamado El choque, que representa la lucha entre indígenas y españoles. Al fondo, dos murales que representan la literatura clásica de dos mundos distintos: a la izquierda, el Popol Vuh; a la derecha El Quijote de la Mancha.
En el segundo nivel, se encuentra un dibujo en forma de estrella que marca el kilómetro cero del país. El Palacio Nacional cuenta en su interior con diversos vitrales. Estos se mandaron a hacer con el objetivo de representar las virtudes que debería tener un gobierno: progreso, paz, trabajo, libertad, justicia, honestidad, concordia, orden, educación y fortaleza.