Por Fernando Castellanos
Desde el 19 de diciembre de 2011, cada 11 de octubre se conmemora el Día Internacional de la Niña, cuyo objetivo es reconocer sus derechos y crear conciencia sobre su situación en todo el mundo, sus problemas y las dificultades que afrontan.
Este 2023, se conmemora el doceavo aniversario del Día Internacional de la Niña.
En estos últimos doce años, los gobiernos, los responsables políticos y el público en general han trabajado para mejorar cuestiones relativas a las niñas, y se han creado más oportunidades para que puedan ser escuchadas en la escena mundial.
Nos encontramos en un momento en el que se están produciendo una serie de movimientos y acciones para recortar los derechos de las niñas y las mujeres y hacer retroceder los avances en materia de igualdad de género.
Desde la atención sanitaria materna y el apoyo a la crianza de las madres adolescentes, hasta la formación digital y en destrezas para la vida; desde la educación sexual integral hasta los servicios de apoyo a las supervivientes y los programas de prevención de la violencia, existe una necesidad urgente de aumentar la atención y los recursos destinados a las áreas clave que permiten a las niñas hacer realidad sus derechos y aprovechar todo su potencial.
En respuesta a las peticiones de un cambio por parte de las niñas, la comunidad internacional debe ir más allá de la mera reafirmación de compromisos e invertir con determinación en las acciones necesarias para lograr ese cambio.
Existen muchos ejemplos de niñas que luchan en diversas partes del mundo por encontrar soluciones y hacer que las cosas cambien en sus comunidades.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef, por sus siglas en inglés), junto con sus aliados gubernamentales y la sociedad civil, imagina un mundo en el que las niñas tengan un espacio para influir en las políticas y el gasto de los gobiernos, para determinar las reglas y normas por las que deben regirse las empresas y para definir las prioridades de las nuevas investigaciones e innovaciones. Estos ejemplos no deberían ser una excepción, sino la norma.
Ha llegado el momento de que rindamos cuentas con y ante ellas e invirtamos en un futuro que crea en su capacidad de organización, su liderazgo y su potencial.
Los más de 800 millones de niñas adolescentes del mundo han demostrado una y otra vez que, si se les facilitan las habilidades y las oportunidades, ellas mismas pueden ser las que impulsen el progreso en sus comunidades, reconstruyendo un futuro más sólido para todos que incluya a las mujeres, las niñas y los niños y los hombres.
Ha llegado el momento de que rindamos cuentas con y ante ellas e invirtamos en un futuro que crea en su capacidad de organización, su liderazgo y su potencial.
Foto Unicef