Migraciones como aspiración de movilidad y nueva escala social

por | Jul 28, 2021 | Opinión | 0 Comentarios

¿Invertimos sin ruptura social? O ¿hay otros caminos que no vemos?

He querido entender mejor al abogado Pablo Solares (2021), columnista dominical de prensa a quien reconozco esa directa manera de despejar la verdad detrás de las migraciones.  Siempre fue entendido que las migraciones contenían en su más profunda dinámica el sentido de sobrevivencia de vida y económica. Sin embargo, en un sesgo seguramente sin intención de Solares (2021) que agrega el concepto de aspiración social.  

Ese nuevo enfoque, particularmente de los pueblos originarios y nunca visualizado hasta ahora dio lugar a una extensa consulta al antropólogo, maestro y amigo Rigoberto Quemé, quien aceptó responder la pregunta  ¿Es la migración la salida para la movilidad social y construcción de un nuevo canal de ascenso social de los jóvenes indígenas en Guatemala?  

En un extenso relato nocturno, Quemé (2021) ubica desde los años 40 y 60 del siglo pasado migraciones internas de indígenas de la región Occidental del país hacia la capital. Fueron comerciantes y dueños de pequeñas y medianas industrias locales que alcanzaron acumulación de bienes inmobiliarios y capital. Esas migraciones derivaron en profesionistas, funcionarios públicos y empresarios ubicados en una mejor escala social.  

Sin embargo, aunque el entorno de realidad indígena mantiene hasta ahora las condiciones de exclusión y marginalidad de amplias regiones de los pueblos originarios, no fue sino hasta el conflicto armado interno de los años setenta a los noventa que derivó en una amplia escalada de migraciones.

Primero a tierras altas cercanas para asegurar la vida, luego a la frontera mexicana y finalmente migraciones hacia los Estados Unidos que fueron recreando nuevas comunidades indígenas guatemaltecas en diferentes espacios geográficos y grandes metrópolis. Fueron migraciones silenciosas que favorecieron la política de pacificación militar con su tragedia histórica. Y finalmente, el flujo diario de migraciones que encontró la única salida a la sobrevivencia y salida económica.

Migraciones que derivaron hasta el día de hoy en las remesas familiares anuales y que según estima el Banco de Guatemala (2021) para finales del presente año sumarán $14 mil millones de dólares que incidirán en la estabilidad macroeconómica y sobre todo al consumo local. 

En los años noventa los migrantes no aparecieron en el retrato de país, sino hasta que la estadística de las entidades de multilaterales que encontró otra fuente para la estabilidad macro económica y hoy son la proyección financiera futura. 

Las nuevas migraciones de las primeras dos décadas del siglo XXI, aunque matizadas por la persecución, violencia y marginación, estas fueron la respuesta a un modelo de Estado sin bienes públicos para crear la movilidad social que derivaron en cerrar caminos hacia el ascenso en la escala de la social.   

¿Fueron las migraciones la vía a la sobrevivencia o el natural sentido de inmanencia humana? Efectivamente, en un primer momento fue la única salida de escape para sobrevivir a la vida, luego a la ausencia de oportunidades. Una vez lograda, se convirtió en  la nueva  oportunidad para escalas sociales que se tradujo en el nuevo escenario de aspiración social.  

Lo demostraron las hambrunas de principios del siglo XX en Irlanda, la represión franquista en España de 1936 y las persecuciones italianas previas a la segunda guerra mundial.  

Las migraciones resultan extraordinarias para el capital intangible de un Estado al robustecer sociedades en crecimiento negativo. Migraciones que casi siempre van cargadas de los mejores conocimientos científicos, sociales, políticos y económicos (Einstein era uno de ellos y Luis von Ahn  junto a cuatro millones de guatemaltecos que hoy sostienen la economía de Guatemala).

Los migrantes guatemaltecos siempre vuelven con el jornal ganado (Asturias, 1964). Pero pararán con la segunda y tercera generación que no encontrarán ningún vínculo, más allá del dolor generacional, la ruptura familiar y social y, excepto las leyendas ancestrales contadas con nostalgias de lejanas historias de guerras pasadas, estarán ya distantes y en otras geografías del planeta. Generaciones que encontrarán en esas nuevas geografías la plenitud negada y la aspiración social que les fue arrancada a sus ancestros. 

Si no se entiende esta nueva teoría que explica Solares (2021) y que insiste Rigoberto Quemé (2021) difícilmente se construirán políticas para la prosperidad ¿El modelo de desarrollo no está agotado en Guatemala, es que nunca empezó..? ¿Pueden las inversiones territoriales actuar con efectividad e incidir en la reactivación productiva real, sin rupturas del tejido social y sin cantos de sirena?       O ¿hay otros caminos que no vemos…?

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