Por Moisés Cottom |
El 28 de febrero de 2013, a los 85 años, el papa Benedicto XVI renunció oficialmente a su cargo en la Iglesia católica, algo que no sucedía desde hacía 600 años y que fue señalado como revolucionario, al contradecir la costumbre católica de los papados vitalicios.
Menos de tres semanas antes, Benedicto había hecho el inesperado anuncio de su retiro, ubicando su avanzada edad como la causa principal. Al mes siguiente, comenzó un cónclave para elegir al Sumo Pontífice sucesor.
Así fue ungido el cardenal argentino, Jorge Mario Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires, quien adoptó el nombre de Francisco y se erigió como el primer papa latinoamericano en la historia de la Iglesia católica.