El 6 de agosto de 1945 fue lanzada la bomba atómica en Hiroshima, Japón.
Después de seis meses de intenso bombardeo de otras 67 ciudades, el arma atómica «Little Boy» fue soltada sobre Hiroshima el lunes 6 de agosto de 1945, ordenado contra el Imperio del Japón por Harry Salomón Truman, de origen judío y nacido en Misuri, presidente #33 de los EE.UU.
En los efectos inmediatos murieron aproximadamente a 100,000 personas en Hiroshima.
La estimación total de muertes de finales de 1945, en la que se incluyen quemaduras, muertes relacionadas a la radiación, así como efectos agravados por la falta de recursos médicos asciende a cerca de 300,000 personas.
Los historiadores se han preguntado constantemente si lanzar la bomba atómica era realmente necesario para acabar con la Segunda Guerra Mundial.
Lo cierto es que los EE.UU. ya avanzaba a toda prisa hacia la victoria, y la batalla se hubiese acabado más pronto que tarde con la invasión del archipiélago japonés.
La duda es si se hubiesen perdido más vidas en este ataque o con el arma nuclear.
La invasión era lo previsible, lo normal y lo que hizo Truman al usar la bomba fue aprovechar la ocasión para demostrar el verdadero poder de EE.UU. a la U.R.S.S. su rival en la etapa histórica que se avecinaba, la Guerra Fría.
La bomba elaborada dentro del Proyecto Manhattan liderado por Robert Oppenheimer, el nombre de esta bomba era “Little boy”, una muestra de ese humor irónico que caracteriza a algunos norteamericanos.
