Cuando aún vivía en Venezuela, Gerardo Echeto siempre tuvo entre sus planes recorrer Sudamérica en una 4×4 (camioneta todoterreno) y aunque ese sueño no se cristalizó, sí lo impulsó para que en 2021, ya en Europa, decidiera aventurarse a comprar una motocicleta para recorrer el viejo continente.
“En 2021, estando ya en Europa, decidí que era hora, pero hacerlo en un vehículo era económicamente inviable, así que la segunda opción era una moto. Con muy poca organización y con muy pocos recursos compré la moto más económica que conseguí, tomando obviamente en cuenta comprar algo que fuese resistente a un viaje tan largo, de allí en adelante todo se fue dando poco a poco, sin darme cuenta el viaje había comenzado”, recuerda Echeto en entrevista para la Voz de América.
Desde entonces el venezolano recorre no sólo Europa, sino otros continentes en su motocicleta y registra su periplo en sus redes sociales, como en su cuenta de Instagram @tedoylavuelta. Su intención, según comenta a la Voz de América, es viajar por todo el mundo, aunque afirma que no tiene prisa para lograrlo, pues «viajar y disfrutar del camino» es lo que le ha permitido conocer sobre otras culturas y costumbres.
De 44 años y natural de Maracaibo, Echeto ya ha recorrido alrededor de 30 países, incluyendo Turquía, Siberia y Mongolia. Actualmente se encuentra en Asia Central con destino a Europa.
“La idea es recorrer el mundo, no darle la vuelta, porque creo que lo más interesante del viaje no es sólo llegar de un punto A a un punto B, sino todo lo que pasa durante el recorrido”, dijo.
El reto de viajar en motocicleta
Aunque para muchos viajeros realizar estos recorridos tan extensos en motocicleta son un verdadero reto, para Echeto el desafío mayor ha sido mantenerse económicamente mientras viaja, algo que hasta ahora ha logrado con planificación previa que le ha permitido hacer rendir más el dinero.
Para generar ingresos, hace diferentes trabajos entre las pausas de cada viaje, lo que le permite reunir para posteriormente recorrer otro país en su motocicleta. El venezolano ha trabajado como chofer, cajero en un supermercado, guardia de seguridad en una estación de trenes, entre otros oficios.
Sobre su indumentaria para viajar, el venezolano dice que viaja con lo mínimo: tres franelas, un pantalón, ropa interior y por supuesto, el traje de moto. Para el camping lleva una carpa, colchón inflable y saco para dormir, y para la moto un kit de herramientas, un kit de reparación de neumáticos y un par de repuestos básicos.
“La mayor parte del equipaje lo ocupo con las cosas electrónicas, es decir el material audiovisual para grabar y compartir el viaje a través de las redes sociales y YouTube”, dijo.
Asegura que cada país le deja un aprendizaje. Sin embargo, reconoce que Asia Central es hasta ahora su destino preferido por su cultura, la hospitalidad de sus habitantes y por su naturaleza.
“Al inicio la moto era sólo un pedazo de hierro que me servía como medio de transporte. Luego de un par de años, la moto para mí se ha convertido en una extensión de mi cuerpo, yo la cuido y ella a mí, he vivido los mejores momentos de mi vida en ella, hoy en día es parte de mi vida y de mi historia”, apuntó.
La meta de volver a Venezuela
Echeto emigró de Venezuela, donde trabajaba en lo que encontraba, para establecerse en Italia en el 2015. Se fue debido a la crisis del país y a las pocas oportunidades. Aunque desde entonces no vuelve a su país natal, sí está entre sus planes hacerlo y también incluirlo en su ruta de viajes por el mundo.
Tiene planes de recorrer el norte europeo, trabajar lo suficiente para reunir los fondos necesarios y cruzar a América.
“La idea es recorrer todo el continente Americano de Ushuaia a Alaska, teniendo como punto de partida Venezuela. Quiero mostrar cada estado de mi país como ningún otro motoviajero lo ha hecho, su gente, su cultura, su gastronomía y sus bellezas naturales”, expresó.
Aunque Echeto no se siente especial por recorrer el mundo con una moto (afirma que muchos otros lo hacen), es consciente de que historias como la suya pueden servir de motivación para los que quieren aventurarse y no lo hacen por miedo.
“Si de algo sirve contar mi historia de vida, quiero que sea para demostrar que los sueños están para cumplirlos, que con dedicación y organización se pueden lograr. Quisiera ser ejemplo para aquellos que por diferentes motivos no han podido comenzar a trabajar en ello, que no todo es perfecto, que en el camino se arriesgan muchas cosas y se pierden otras, pero que al final la recompensa bien vale la pena”, concluyó.
Información Fabiana Rondón / Voz de América / Fotografía Cortesía