Los hermanos venezolanos Edilio y Mariale Centeno estuvieron siempre ligados al tiro deportivo, una disciplina que consiste en disparar armas de aire comprimido hacia blancos estáticos o en movimiento. Entre sus sueños siempre estuvo competir en unos Juegos Olímpicos, pero jamás pensaron que esa posibilidad podría estar por concretarse en 2024.
Sin embargo, no irán a París a representar la bandera venezolana.
Estos migrantes, que se radicaron en México en 2017 buscando mejores oportunidades, están muy cerca de conseguir un boleto para los Juegos Olímpicos de París 2024 con el Equipo Olímpico de Refugiados del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), en virtud de una beca que les permite competir para formar parte de la delegación.
El Equipo Olímpico de Refugiados fue creado en 2015 por el Comité Olímpico Internacional (COI) para brindar la oportunidad a deportistas refugiados de diversas nacionalidades de participar. La primera aparición de la delegación fue en en los Juegos Olímpicos de Janeiro 2016. Desde entonces forman parte de la competencia que este año se realizará en París, entre el 26 de julio y el 11 de agosto.
“Venimos de una familia que toda la vida ha estado ligada a este deporte del tiro deportivo. Practicamos cacería con mi abuelo, mi papá, mis tíos y bueno teníamos puntería y así fuimos entrenando poco a poco más organizadamente. Desde el punto de vista del alto rendimiento mi papá competía todos los fines de semana, así nos fuimos relacionando con él desde el año 1997”, cuenta a la Voz de América Edilio Centeno, quien fue el primero de los hermanos en entrenar de forma profesional y ganó varias medallas a nivel nacional. Mariale, su hermana, comenzsó tiempo después y también obtuvo medallas en los Juegos Nacionales e incluso formó parte de la Selección Nacional de Venezuela.
La oportunidad de competir para asistir a unos Juegos Olímpicos es la suma de dos años de trámites y preparación, explicó Edilio Centeno. Primero obtuvieron la condición de refugiados y luego vino el acercamiento al Comité Olímpico Internacional, la ONU y ACNUR hasta que fueron becados.
“No me lo podía creer, yo decía: voy a volver al deporte que amo, a lo que sé hacer, a lo que me gusta, y bueno, fue una noticia muy bonita. Al principio la noticia de competir con los refugiados del mundo te saca un poquito fuera de onda como dicen acá en México, pero luego te vas empapando de la causa, te vas familiarizando con lo que representas, con el tema de los refugiados del mundo, así que creo que representamos no sólo a Venezuela sino a muchos más países”.
“La posibilidad de ir a los Juegos Olímpicos es un sueño”
Edilio Centeno fue el primero de los hermanos en emigrar. Lo hizo en el año 2017 obligado por la crisis política y social de Venezuela. En ese entonces aún formaba parte de la Selección Nacional de Tiro Deportivo, pero afirma que debía costear su equipación, viajes y entrenamiento. Aunque intentó durante un tiempo, no le fue factible alternar largas jornadas de trabajo con los horarios para su preparación.
Un año más tarde, su hermana Mariale Centeno también lo alcanzó en la ciudad de Saltillo, en México, donde tras varios trámites ambos retomaron sus entrenamientos hasta lograr la beca que los acerca a los Juegos Olímpicos.
Aunque aún desconocen si serán seleccionados o no, Centeno afirma que están optimistas debido a las competencias previas en las que han participado. “Tuvimos competiciones por Holanda, España, y bueno, en mi caso logré alcanzar la marca mínima internacional, y así, también competimos en México. Eso incrementa la posibilidad de que estemos en el equipo olímpico de refugiados”, asegura.
Los venezolanos deben esperar hasta el próximo 2 de mayo, cuando se publica la lista de los seleccionados para formar parte del equipo de refugiados. De concretarse, confiesan que serían un sueño hecho realidad. “Seríamos muy felices con eso, los Juegos Olímpicos son el sueño de cualquier atleta, y bueno, representar esta causa me parece algo sensacional”.
Pese a ello, Edilio Centeno afirma que el sueño es agridulce por no poder asistir a la competencia con la delegación venezolana, algo que intentó durante varios ciclos olímpicos, pero no logró concretar. “Si esto se da, nosotros llevamos la chaqueta de Venezuela puesta, la piel. Somos venezolanos, por supuesto que somos olímpicos, hechos en Venezuela, y eso no nos lo quita nadie, ningún gobierno que esté de turno”, concluyó.
Información Fabiana Rondón / Voz de América / Fotografía Cortesía