Con información de Fernando Castellanos.
La necesidad de disponer de sangre segura es universal. Es fundamental en los tratamientos y en las intervenciones urgentes. Permite aumentar la esperanza y la calidad de vida de los pacientes con enfermedades potencialmente mortales y llevar a cabo procedimientos médicos y quirúrgicos complejos.
Asimismo, es fundamental para tratar a los heridos durante urgencias de todo tipo (desastres naturales, accidentes, conflictos armados, etc.) y cumple una función esencial en la atención materna y neonatal.
A pesar de ello, el acceso a la sangre segura sigue siendo un privilegio de unos pocos. La mayoría de los países de ingresos bajos y medianos tienen dificultades para conseguir sangre segura porque faltan donaciones y equipos para analizar la sangre.
A nivel mundial, el 42% de las donaciones de sangre se hacen en países de altos ingresos en los que solo vive el 16% de la población mundial.
La única forma de asegurar un suministro suficiente de sangre segura es mediante donaciones regulares no remuneradas.
Esa fue la razón por la que la Asamblea Mundial de la Salud de 2005 designó un día especial para dar las gracias a los donantes de sangre y alentar a quienes todavía no han donado sangre a que lo hagan.
El Día Mundial del Donante de Sangre se celebra anualmente el 14 de junio.