En el desierto de Atacama, considerado el lugar más árido del mundo y donde apenas crecían cactus, ahora florecen olivos, cítricos y paltos gracias a una innovadora técnica implementada por una cooperativa de agricultores que permite reducir el consumo de agua de riego en más de la mitad.
¿El secreto? Utilizar cabello humano.
Freddy Flores, uno de los pequeños agricultores que se ha visto beneficiado, dijo a la Voz de América que el tema del agua «es crítico» en esta región.
«Nosotros con las alfombras (de cabello humano) podemos ahorrar el 50 % del agua porque no se evapora tan rápido y atrapa la humedad que sale de la tierra, entonces la raíz se nutre más de agua», afirmó de la iniciativa conocida como «Agropelo».
La Fundación Matter of Trust Chile (MOT) es la responsable de la producción de estas innovadoras alfombras de pelo, que se hacen transformando el cabello humano en acolchados para terrenos agrícolas y discos para plantas de interior, que ayudan a retener la humedad en el suelo.
Los beneficios del uso del agropelo van más allá de la simple conservación del agua en la agricultura, ya que también contribuye a la supresión de malas hierbas y enriquece el suelo con los nutrientes inherentes al cabello, lo que resulta en un aumento del 20 % en el crecimiento de las plantas.
En conversación con la VOA, Mattia Carenini, coordinador de MOT, dice que «lo más entretenido es regenerar el suelo».
«En tres meses podemos cambiar completamente la estructura del suelo, hacer que el suelo sea más productivo, y también que los agricultores puedan tener una mejor producción, de mayor calibre y 15 días antes», afirmó Carenini.
Todo comienza en las peluquerías
La producción de estas alfombras comienza en las peluquerías. Se estima que en Chile se generan mensualmente unas 500 toneladas de cabello, gran parte del cual suele ser descartado como residuo sin ser reutilizado.
Sin embargo, Carenini ha fundado el «Club de Peluquerías Amigas», cuyos miembros se encargan de recolectar y almacenar el cabello para su posterior envío a la sucursal de MOT o es el propio Carenini quien lo recoge.
“Nosotros recibimos ese pelo, lo separamos en la fibra larga, corta o muy corta, y cada una va yendo a los diferentes procesos. Hoy día estamos trabajando con un promedio de 300 a 400 kilos mensuales que llegan a las 6 toneladas al año”, afirmo Carenini.
La Fundación Matter of Trust Chile comparte un espacio proporcionado por la Dirección de Desarrollo Local de Providencia junto con otros proyectos de vanguardia. En las instalaciones de MOT, se pueden ver varias cajas apiladas que contienen cabello humano proveniente de diferentes partes de Chile.
Durante nuestro reportaje, Carenini tomó un puñado de cabellos de distintas formas y colores provenientes del «Club de Peluquerías Amigas» y lo introdujo en una máquina equipada con una serie de agujas que se encargan de unir y aplanar el cabello, transformándolo en acolchados de diversos tamaños.
Además de Agropelo, la Fundación Matter of Trust Chile a su vez avanza en otra línea de trabajo, conocida como petropelo y que está dedicada a emplear cabello humano en la absorción de hidrocarburos derivados del petróleo, ofreciendo así una solución innovadora y eficaz para combatir la contaminación ambiental.
Las alfombras de pelo diseñadas para un uso más extendido en la agricultura tienen dimensiones de 80 x 80 centímetros y un grosor aproximado de 3 centímetros y han sido vitales para el éxito de pequeños agricultores como Freddy Flores Tapia, quien destaca que “a pesar de echar la misma cantidad de agua a los otros árboles (sin la alfombra), éstos árboles (con alfombra) tienen mayor productividad que aquellos que no tienen la alfombra”.
Por otro lado, la versión más doméstica de este producto consiste en discos precortados que se colocan en las macetas de las plantas, ofreciendo los mismos beneficios que los utilizados por los agricultores del desierto. En este último caso, la Fundación Matter of Trust ha introducido una pequeña innovación al emplear pelo de perro, lo que también contribuye a reducir el consumo de agua en el riego.
En Chile, donde la crisis hídrica se ha intensificado situando al país en una posición crítica a nivel latinoamericano, Mattia Carenini y su fundación se dedican incansablemente a buscar soluciones que mejoren la calidad de la agricultura y, al mismo tiempo, contribuyan al bienestar económico de los agricultores. Su trabajo innovador permite obtener cosechas más abundantes utilizando menos recursos hídricos.
Información Iván Gutiérrez y Kamanchaco / Voz de América (VOA) / Fotografía VOA