Cuando el sentido de nación va más allá del paisaje…
“No hay que conocerlo todo, hay que conocer lo pertinente…” (2006, pág. 111) afirma Hugo Zemelman (1931-2013), a propósito del título de la columna, sobre esas realidades potencialmente detectables… Justamente, qué realidades ¿las axiológicas…?
Nicanor Parra (1914-2018), poeta chileno dijo una vez que “creemos ser país y la verdad es que somos apenas paisaje” (1969). A veces lo distrae… intencionalmente no ver potencialidades….
Entenderlo no es fácil. Depende de quién lo explique y así será la interpretación. Y si de paso, si se atraviesa un troll (sujeto que crea controversias y fomenta enfrentamientos), en círculos sociales, en el trabajo o en las redes sociales, la limitación cognoscitiva será inminente. En ese escenario no hay defensa… y solo queda la eventual posibilidad de ser objetivos. Y realmente ¿lo somos…?
Al parecer en la historia de la humanidad los patrones culturales de comportamiento fueron siempre el santo grial… descubrir el instrumento del sometimiento colectivo ha sido siempre motivo de extensos estudios científicos.
Recordar los estudios de Ivan Petróvich Páblov (1849-1936) en la Rusia Zarista a principios del siglo XX sobre el condicionamiento clásico; que posteriormente fue seguido por John Broadus Watson (1878-1958) en los Estados Unidos en los años 40, fundador de la Escuela de Psicología del conductismo. Y Que después Frederic Skinner (1904-1990) como lo recuerda Oscar Picardo (12.04.2023), desarrolló la excepcional herramienta para implantar estímulos externos y comportamientos emocionales de satisfacción, tendencias de consumo, reacciones colectivas para crear odio y discriminación intencional y sobre todo, mover votos con el marketing.
No cabe duda implantar mediante la inoculación estados emocionales y reacciones colectivas, en las que la sociedad no solamente no lo sabe; sino, tampoco lo entiende. Y más cuando se exacerba aquella expresión anónima de individuos que niegan reconocer que no son manipulados, sino libres de pensamiento… ¡Vaya libertad..!
Ya lo había anunciado Zygmunt Bauman (1925-2017) en sus estudios de finales de siglo XX en la “Modernidad liquida” (1999) estudios basados en la incertidumbre que produce el ritmo de la sociedad y que deriva en el rompimiento de los nexos sociales… no construye expresiones valorativas sino que estas quedan sometidas a las olas de desinformación como los Deep Fake (mentira profunda) o dependencia de redes sociales.
Al parecer las culturas del lejano oriente, y Japón principalmente, pude comprobarlo recientemente, construyeron a lo largo de decenas de siglos, modelos de valoración que son capaces de gestar estados de ánimo colectivo o como peyorativamente Occidente la llama: corrientes animistas… como forma de despreciar la fortaleza espiritual.
Igualmente en esa línea, India en su historia aporta el Budismo que se extendió por Oriente hasta convertirse en una de las corrientes religiosas y filosóficas de mayor expansión basada en un sentido altamente compasivo.
Es allí donde la meditación es un acto para verse así mismo frente a los demás para ser mejor, para ser solidario y sentir por el otro…. Por cierto en la burda imitación de Occidente sobre la meditación se promueve el individualismo… Susan Sontag (1933-2004) en su novela “En América” (2000) destaca el sentido compasivo del budismo.
Occidente lo entendió mal ¿lo entendió mal…? No, aquí la meditación es alejarse de la realidad por toxica. Al parecer, un buen meditador por aquí vive la bilocación… salirse de sí mismo y vivir la plenitud en soledad… Susan Sontag se burla de esos meditadores.
Igualmente el sintoísmo en Japón constituye la valoración social de vida. No existe la competencia ni individual y colectiva, como ocurre en vida diaria de Occidente, que exacerba la libertad individual para que gane el mejor ¿El mejor…?
En incontables casos, como en el empleo a veces se niega el talento y experiencia… se descalifica y el veneno diario es contaminar con odio la confianza. ¡Vaya competencia, atreverse a minar la sabiduría…! ¿Qué dirán los que los aplauden y escuchan…?
De oriente próximo vinieron las religiones Abrahamicas: el Judaísmo, Cristianismo e Islam, que impusieron reglas y valoraciones para alcanzar la realización a través de la búsqueda de la felicidad pero en la otra vida. Curioso ¿algunos se la pasan bien en esta vida…? ¿Entonces…?
¿Pueden los patrones y expresiones culturales de la sociedad transformar realidades sociales…? La historia registra que sí, las sociedades que ven el futuro como parte de la ruta a seguir pactan su horizonte… Al parecer los japoneses construyeron una gran nación a partir de valoraciones ancestrales que combinaron con democracia, educación y tecnología…? -Estaban claros en el futuro, me dijo un profesor. Solo identificando las potencialidades detectables se construye la expectativa… ¿Podemos hacerlo en esa nueva posibilidad transformadora…? Pero ¿Queremos…?
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