Eso es lo estratégico y no las justificaciones y temores que inmovilizan el presente…
La confianza es la seguridad que tiene el ciudadano que recibirá la respuesta institucional a sus demandas. Es saber que obtendrá la atención en momentos de crisis, inseguridad y demanda a su vida diaria. Es justamente esa sensación que nace en el ciudadano por sus instituciones y sus servidores públicos…
Hacerlo depende construcción de canales de ascenso social que se formulan a partir de las instituciones públicas (Alonso, 2022) y tal como afirma la OCDE (2018) “Los países deberán crear políticas capaces de crear condiciones estables para inserción social y el ascenso social.
La solidez institucional de las entidades públicas no depende Memorias o Informes Anuales, tampoco del tamaño y extensión de los textos de prensa. Sino de la capacidad de generar el lingote de oro más preciado en la democracia republicana: confianza.
Keefer y Scartascini (2022) reconocen que uno de los factores que generan el mayor potencial de confianza, está en la capacidad de articular estrategias que sean capaces de establecer vínculos con la ciudadanía. Esta afirmación se sostiene sobre los grandes marcos de la democracia que reconocen que la ciudadanía es el objeto, razón y fin teleológico de la creación de los Estados ¿sino, para que se crearon los Estados?
La confianza la brinda su marco de acción, competencias y resultados a partir del ejercicio de las competencias delegadas en los marcos Constitucionales, planes estratégicos y operativos, pero sobre todo de su capital social: equipos altamente dotados de las capacidades técnicas y del testimonio de entrega de bienes públicos.
John Kutter en su libro “El sentido de urgencia” (2018) explica la importancia de reconstruir escenarios donde se impulsen mayores acciones hacia prioridades humanas, pero también estructurales… ¿Qué tanto cuesta impulsar la estrategia de urgencias hacia bienestar? ¿Acaso no es esa la demanda ciudadana…?
Uno de los más importantes principios de la reputación y que tiene el mayor ruido semántico en la vida social es reconocer que, no todas las oportunidades se deben aprovechar, porque algunas tienen trampa… por ello se debe ser cauto y mantener el rol de asegurar el comportamiento probo, el resto es pura pirotécnica.
Hoy la insistencia radica en la construcción de estrategias para construir los instrumentos de la prevención que permitan anticipar con inteligencia y planificación los derroteros futuros hacia la construcción de la prosperidad…
Por eso vale preguntarse ¿Es la prevención el instrumento idóneo para anticipar riesgos futuros? Si, si lo es. La prevención debe entenderse como el conjunto de decisiones racionales y altamente científicas de anticipación de riesgos que, a partir de los análisis de de escenarios presentes y futuros, enfoques, metodologías o procedimientos aplicados, pueden anticiparse para causar un efecto no deseado en un resultado y lo que es más grave, eventualmente daños a conglomerados sociales. ¿Se están haciendo estos estudios? La soberbia no la premia la historia, por el contrario la borra.
Es a partir de los estudios de futuro, entendidos como “decisiones basadas en pronóstico que pueden ser aplicados cuando se entiende bien su utilidad” (Chambers, Mullick y Smith, 1971), citados por Oscar Picardo (2022). Estos instrumentos se desarrollan mediante herramientas de inteligencia, donde los planificadores son los estrategas capaces de construir escenarios futuros que pueden modificarse para construir rutas libres de colisión de una decisión, o por lo menos capaces de anticipar crisis.
La prevención en términos científicos son ejercicios basados en instrumentos de análisis que permiten escenarios predictivos, basados en la matemática del cálculo. Se hacen a partir de los principios de diagnóstico crítico que permite conocer diversos momentos y eventuales crisis para gestionar el control de daños, que no es poca cosa.
Los analistas de la denominada incertidumbre (uncertainty) estratégica lo demostraron, particularmente en estudios de defensa y seguridad, donde sus ejercicios de análisis identificaron trayectorias en el campo militar, en complejos modelos de anticipación.
Vale decir que uno de los peligros frecuentes en el campo de la gerencia y gestión institucional es dejarse avanzar por la inercia burocrática, esa donde las instituciones ya se mueven por trámites y horarios, sin percatarse de los entornos de cambio.
En verdad, lograrlo demanda pensamiento estratégico no es la simple planificación, como lo repitió Albert Einstein (1879-1955) alguna vez “es la capacidad de distinguir entre lo que logramos alcanzar y la forma de resolver las nuevas crisis de hoy”. Es decir, una cosa es ganar, la otra es sostenerse… Eso es lo estratégico y no las justificaciones, rumores y temores que inmovilizan el presente… ¿Empezamos la prevención de riesgos…?
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