Por Herberth Tax |
El Papa León XIV, en su primera homilía, se comprometió a ser un «administrador fiel» de la Iglesia Católica para que esta sirva como un «faro» contra la «pérdida del sentido de la vida», el «olvido de la misericordia» y la «violación de la dignidad humana». Reconoció que hoy en día la fe cristiana es vista por muchos como absurda, prefiriendo otras «certezas» como la tecnología, el dinero, el éxito, el poder y el placer, por lo que considera que la misión de la Iglesia es urgente.





