Hijo del cielo y la tierra

por | Mar 3, 2023 | Opinión | 0 Comentarios

Mario Aníbal González

“Procuremos cada uno de nosotros que el mundo en que vivimos no sea un mundo de esclavo. Esto es lo importante: cada uno de nosotros arroje lejos de sí todo lo que tenga forma de servidumbre, de bajeza, de falsía, y así podremos tener la esperanza de que un día reine entre nosotros la nobleza y la verdad; más nunca lo esperemos antes de haber hecho esto” 

Cuando tuve la oportunidad de ser invitado para conformar un grupo selecto de personajes académicos, artistas, empresarios, altruistas, científicos, pensadores de los saberes de pueblos originarios, jamás pensé que estaría al lado de uno de los personajes más importantes de la academia guatemalteca Don Mario Aníbal González, quien preocupado por la situación que atravesaba el Municipio y el país consideraba de suma importancia que el talento humano de Xelajuj Noj estaba obligado a presentar alternativas de cambio y transformación. 

Mi espíritu se fortaleció desde el momento de escuchar sus extensas e interesantes disertaciones del Estado, política pública, economía, antropología, educación superior, especialmente por ser cofundador del Centro Universitario de Occidente -CUNOC- y también del Centro Universitario del Sur Occidente -CUNSUROC- ubicado en Mazatenango en donde impartió docencia ad honorem, con el único objetivo de transformar el conocimiento. 

Pero algo más nos tenia preparado el destino, Don Mario había trabajado para la Gremial de Trigueros, asesorando a los miembros de dicha institución, trabajando hombro a hombro con mi abuelo Alejandro Cotí, quien era miembro de la junta directiva, fue una charla extensa, emocionante y apasionante pues para ese momento estaba escribiendo el libro de los trigueros del occidente y su papel en la industria de la harina, platicamos sobre el papel de esos personajes que se opusieron a la influencia extranjera y la abolición del trigo. 

Existirán miles de historias de las cuales fue participe e impregno un sello personal y no era para menos, en la época de los años 70 conoció en el Consejo Superior Universitario a un joven maya Kíché, a quien el designo como un líder nato René Alejandro Cotí López, cuya lucha estaba encaminada a la equidad e igualdad de los pueblos, llegando a ser el asesor de su tesis, como el expresaba fue el encuentro sideral con la segunda generación de mi familia. 

Don Mario Aníbal ha reescrito la historia con claros pensamientos desde lo más hondo de su corazón, compartiendo su pensar y su sentir para descolonizar el pensamiento, con el fin de alcanzar una verdadera educación, sociedad, economía, cultura y política, con el único fin vislumbrar un nuevo amanecer para Guatemala. Ha dejado un legado enorme con un gran significado para las nuevas generaciones. Las experiencias plasmadas, las historias de vida compartidas, las pláticas que sostuvimos, los talleres, las reuniones de los grupos, todos ellos representan el espíritu para la construcción de la Nación guatemalteca. 

Siempre recordaremos a Don Mario como un hombre fuerte, talentoso, creativo, ingenioso, luchador, siempre tomando nota en su memo, un líder nato, cuya vida desde el inicio hasta el fin fue una batalla, fue un navegante en el inmenso océano de conocimientos a pesar de las amenazas que implican siempre decir la verdad y sin duda cumpliría su misión afrontarla siempre con serena valentía. 

Admirable labor hijo del cielo y de la tierra, en el fondo de su corazón exista paz y dulzura, espíritu metódico de trabajo, sean sus obras las artífices de su propia felicidad por el paso de este mundo. 

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