Por Moisés Cottom
Este 31 de octubre, el mundo celebra una de las festividades más alegres del año con disfraces, calabazas iluminadas, niños buscando dulces y casas decoradas con espantapájaros, telarañas o monstruos.
La historia de Halloween se remonta hasta hace más de 2 mil años, cuando los antiguos celtas celebraban el final de la temporada de cosecha y el comienzo del invierno con una festividad conocida como Samhain.
Los celtas creían que en la víspera de Samhain, el mundo de los vivos y el de los muertos se fusionaban para dar paso al regreso de las almas de los difuntos a la Tierra. Buscando ahuyentar a los espíritus malignos, se encendían hogueras y la gente se disfrazaba con máscaras espeluznantes.
La migración irlandesa y escocesa llevó estas costumbres a América, donde se mezclaron con influencias de otras culturas. Hacia el siglo XIX, se popularizaron las fiestas de disfraces y el famoso «truco o trato». Hoy, Halloween es una festividad global que combina lo mejor de cada época y cultura.