Una genialidad tardía, pero viable: reconocimiento educativo a migrantes

por | Nov 10, 2021 | Opinión | 0 Comentarios

¿Medidas para pagar la deuda social a migrante…?

En política pública construir escenarios futuros sobre la base de hipótesis equivocadas es sumar cálculos de confusión a la ruta futura. Majone (1993) y Parsons (1997) insisten en que el análisis de políticas no solamente corrige rutas, sino que permite viabilizar procesos de largo alcance.  Esto a propósito de un contexto reciente en el que la mirada teórica previene de complicidades… pero, de la teoría a la práctica hay una distancia Eisteniana…  

Amartya Sen (2000) destaca que la predictividad en el desarrollo es imprescindible para construir futuros predictivos y más cuando la educación es el instrumento para romper círculos intergeneracionales (Quemé, 2021). Hasta ahora, excepto excepciones, pocas veces la educación en Guatemala facilita o abre oportunidades.  

La principal distorsión es que la educación no prepara para el trabajo.  Esta incoherencia de tipo estructural está vinculada al sistema educativo formal y sus bases teóricas y estratégicas (como gustan llamarlo ahora) no están articuladas con las políticas de desarrollo de largo plazo ¿Omisión o simple distracción?

Los estrategas de ambos lados (políticos y económicos) no detectaron que en la matemática del cálculo futuro ambas trayectorias no coinciden, como ocurre con la política de seguridad alimentaria, descentralización y 68 políticas en cartelera ¿partieron de la hipótesis equivocada…?  O ¿simple monetización del pensamiento? (Alonso, 2014).  

A propósito del título de esta columna, recientemente y con motivo de un Congreso promovido por una Universidad privada sobre propuestas para mitigar la migración,  un distinguido amigo, líder migrante y empresario exitoso en USA, me expresó que eventualmente no se detendrá en los siguientes años las migraciones hasta que no se construyan propuestas reales que vinculen acumulación y transformación real en la escala social, sumado a instituciones efectivas que por ahora no funcionan más allá de triunfalismos pasajeros  y memorias anuales.

La pregunta era ¿Qué hacer frente a la realidad de las migraciones?  Concluimos que la respuesta tiene dos vías: una, a partir de políticas territoriales Estatales y privadas, que inviertan en los territorios a nivel nacional, debiendo incidir en proyectos que mejoren la acumulación con empleo y salarios por encima de los mínimos; asimismo, que impulsen modelos educativos de formación empresarial que alcance a las familias de migrantes que se estima, dedican al consumo 42% de las remesas.   

Y la otra, en programas de atención que mejoren los servicios consulares y se impulsen programas de reconocimiento educativos de primaria, secundaria y bachillerados a migrantes, que fortuitamente podrían incidir en empleos futuros.  Crear Call Center de apoyo a migrantes sobre temas desde laborales a temas coyunturales.

Concluimos que tanto los programas educativos como un Call Center desde Guatemala no era ni por asomo un nuevo gasto. Apenas una readecuación de entidades, que no significa más que medidas técnico administrativas en instituciones de formación y capacitación en el que, obviamente, será el modelo virtual para emprender procesos de reconocimiento y validación de conocimientos que podrían generar respaldos para empleos en los lugares donde radican.

Esto me recordó que hace algunos años, con motivo de una invitación en el 2012 a un Congreso de Migrantes en la ciudad de Chicago a impartir un curso de “políticas públicas y responsabilidad ciudadana” coincidí con un funcionario público local o Estatal, no lo recuerdo, quien en un acto posiblemente de sensibilidad me expreso que un eventual acuerdo con organizaciones de migrantes podría generar reconocimientos que eventualmente derivaría empleos en las ciudades. La idea parecía absolutamente viable.   

La genialidad de la propuesta abrió un eco sonoro, aunque más a canto de sirena. Excepto un gerente de una entidad pública en Guatemala, quien estuvo dispuesto a gestar un proceso interinstitucional para abrir programas de formación a distancia, incluyendo educación primaria, segundaria y bachilleratos, pero finalmente la idea se desvaneció porque para en ese entonces lo virtual no era más que una moda marginal. 

Sin embargo, hoy en día la propuesta que, aunque requiere procesos de estudio, cálculo de mercado para identificar potenciales beneficiarios y sistemas de comunicación para levantar un diagnóstico, no deja de ser una eventual oportunidad para gestar programas públicos.  Tanto el INTECAP, el Ministerio de Educación, la Universidad de San Carlos de Guatemala, la Academia de Lenguas Mayas y las ONGs especializadas, podrán convertirse la vanguardia en un programa virtual para reconocimientos académicos.

Decenas sino millones de migrantes guatemaltecos no cuentan con créditos educativos formales o formación técnica y quedan fuera de oportunidades laborales ¿Cuánto ganaríamos en consultas con líderes migrantes para crear programas de apoyo a distancia? ¿Empezamos a pagar la deuda social al migrante? ¿Cuándo empezamos…?     

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