Discriminación

por | Oct 4, 2021 | Opinión | 0 Comentarios

La discriminación está matando a miles de personas en el mundo y no se hace mucho por detenerla, de nada sirven lamentos, discursos y quejas sin procurar construir sociedades inclusivas. Es el trato de marginalidad, exclusión y abandono que reciben sectores sociales de trato injusto que los condena a vivir en condiciones desiguales. 

Las últimas semanas a pesar de las buenas voluntades de los líderes del mundo llamando a la paz, a pesar de los llamados a la solidaridad y tolerancia de los líderes religiosos, de académicos, científicos, etc. las actitudes de discriminación racial históricas como la religiosa, económica, social, y ahora las del acceso a las vacunas, por ejemplo, nos llevan directamente –sin exagerar- a la destrucción de la especie humana. 

El fanatismo religioso de algunos grupos convertidos en terroristas; la discriminación racial entre blancos, árabes, indígenas, afroamericanos, latinos y otros; la discriminación por género; la discriminación por orientación sexual; la discriminación por el desarrollo profesional; la discriminación por ser personas con capacidades especiales;  la discriminación por pertenecer a una ideología diferente; etc. y, a pesar de contar con acuerdos, convenios, declaraciones y cientos de instrumentos legales para evitarlas, sigue siendo el principal enemigo social de la que la misma pandemia del COVID 19 se está aprovechando para destruir los tejidos sociales y acrecentándose las crisis sociales desde todo punto de vista.

La lucha constante contra el racismo y la discriminación tiene que generarse desde las familias, los medios de comunicación, la educación, la religión y cualquier otro espacio que sirva de caja de resonancia para la actitud humana cambie. La discriminación no ha disminuido, se ha mutado como el COVID 19 donde lo único que nos queda es trabajar para erradicar la discriminación, con una educación basada en derechos humanos y así poder transformar patrones culturales, y sobre todo cambiar la actitud, y generar una nueva humanidad.

Es importante trabajar sin descanso por la comprensión de la diversidad humana y cultural propiciando la convivencia fraterna y la justicia social, como pilares para la construcción permanente de la paz. 

La discriminación es una plaga que lleva al odio y a la violencia; es asesina, sanguinaria y no discrimina, busca sembrar odio donde no hay; y, violencia donde hay paz.  Es un enemigo invisible que busca la debilidad social para arrasar con lo ya construido. La responsabilidad para luchar contra la discriminación no es solo desde los convenios, organizaciones internacionales o gobiernos, sino es desde cada uno, desde el corazón y desde la razón. Construir un mundo más humano, será un mundo sin discriminación.  

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