Por Fernando Castellanos |
La fábrica de dulces Venus forma parte del recuerdo de generaciones de guatemaltecos, especialmente, de quienes visitaban su emblemática sede durante la infancia. Fundada en 1928 por los hermanos Zaror, esta icónica empresa nacional se convirtió en sinónimo de golosinas y tradición.
Inicialmente ubicada en la 10ª avenida y 8ª calle, zona 1 de Guatemala, fue a inicios de los años 50 cuando la fábrica se trasladó a su famoso inmueble estilo Art Déco en la Avenida San José, 4-86, en el Centro Histórico de la Ciudad de Guatemala.
Vecinos recuerdan que en las mañanas se podía ver a los trabajadores ingresar por la 12 avenida, mientras el bullicio de las locomotoras acompañaba el inicio de la jornada. Su sala de ventas era amplia y llamativa, con frascos redondos llenos de caramelos, angelitos y paletas, organizados por color.
Uno de los principales atractivos del lugar era el inconfundible aroma a dulce que impregnaba el ambiente, una experiencia sensorial que muchos aún recuerdan con cariño.
El edificio, hecho de concreto armado, vitroblock y hierro forjado, destacaba por sus herrajes circulares, su balcón central y un letrero de cemento que aún se conserva: “Fábrica – Venus – Zaror”.
La Fábrica de Dulces Venus gozó de gran fama durante la segunda mitad del siglo XX, pero cerró sus puertas alrededor de 2005 o 2006 debido a dificultades económicas. Aún así, permanece viva en la memoria colectiva como un símbolo de dulzura y nostalgia chapina.
