Por Fredy López |
Uno de los oficios tradicionales en Quetzaltenango es el de peluquería o barbería, el cual ha evolucionado con el transcurrir de los años con instrumentos modernos, especialización y locales más grandes. Pese a ello, existen artesanos que aprendieron este oficio a la antigua.
Antes, según cuentan peluqueros que tienen décadas de laborar, debían ir con un maestro experimentado y prestar atención de cómo cortaba el pelo (técnica de observación). En esta edición de La otra cara de la noticia le contamos la historia del peluquero quetzalteco, José Luis García Tistoj.
Desde muy temprana edad García tuvo una especial afición por aprender este oficio. El cuenta que cuando iba por la calle y veía una barbería se quedaba observando cómo cortaban el pelo.
En una barbería que se ubicaba en los alrededores del Parque Bolívar, zona 1 de Xela, dio sus primeros pasos en este oficio.
Con su característica sencillez don Wicho, como cariñosamente se le conoce, resalta su experiencia y madurez que le ha dado la vida, sabiendo sobrellevar algunas dificultades.
Hace 48 años abrió su peluquería El Salón de Barbería Minerva, en la 19 avenida, zona 3 de Quetzaltenango. En ese momento asumió el reto de permanecer en un lugar que no era tan transitado como ahora.
Todavía guarda con cariño algunos de los instrumentos con los que inició, como la máquina para cortar y la navaja. Don Wicho es ejemplo de logro, humildad y dedicación.
El peluquero quetzalteco dice que asume los retos con con perseverancia y utilizando la frase: «aún sigo aprendiendo», la cual envuelve esas ganas de superación personal que no se han apagado.
