Uno de los grandes retos para las universidades es responder con planes, programas y proyectos, a las necesidades que presenta el estudiantado que durante los últimos años han estado enclaustrados en procesos de educación en línea, manifestando un desequilibrio en el reparto de responsabilidades y corresponsabilidades académicas realizadas en tiempo de pandemia COVID-19.
Todas las tareas y actividades de aprendizaje realizadas implicaban producir conocimientos, sin embargo, hoy se escucha que de tras de las pantallas no existía un compromiso explicito del estudiantado por una formación, sino únicamente aprobar los cursos con el mínimo esfuerzo y que hoy de regreso a la presencialidad se empieza a notar la deficiencia académica.
La brecha que la pandemia ha dejado, entendida como la desigualdad de oportunidades entre quienes tienen los recursos y quienes no los poseen, también se puede relacionar con el género que tiene un gran peso en una sociedad machista como la nuestra en donde pesa la actividad que realiza la mujer en el seno del hogar con el trabajo doméstico y el compromiso que tiene con la familia.
Por ello, es importante conciliar los procesos de aprendizaje para poder atender los efectos de desigualdad a los que fueron sometidos los estudiantes de escasos recursos, los cuales no contaban con el equipo adecuado para poder recibir las clases virtuales, así como aquellos que no contaban con energía eléctrica o menos poder adquirir tiempo en alguna de las compañías prestadoras del servicio de internet, que dicho sea de paso no cumplen con los minutos que ofrecen.
Sumado a ello no se conto con política pública social educativa que privilegiara las desigualdades brindando apoyo y protección al estudiante de escasos recursos, la igualdad de oportunidades permite establece la igualdad de género, social y de bienestar para la sociedad, algo que solo se puede lograr con la redistribución de recursos equitativos del Estado.
Es el Estado a través de los entes administrativos de la educación preprimaria, primaria, básica, diversificada y universitaria, ser agentes activos de la conciliación, impulsando y promoviendo servicios de conciliación educativa que permitan la calidad educativa, la cual es integral y una corresponsabilidad de la comunidad educativa.
Esto implica la utilización del presupuesto educativo eficiente y eficaz, con el único fin de poder sanar los males endémicos del pasado, en donde las transferencias económicas han tenido un papel negativo, su carácter no se ha centrado en poder brindar atención a las necesidades del docente-dicente en el aula, la institución y el mismo sistema.
Esperamos que las propuestas de los partidos políticos presenten nuevas alternativas para echar andar la Reforma Educativa tanto del Sistema Educativo Nacional como la Reforma Educativa Universitaria, apegadas a las necesidades del país y sus diferentes regiones, así como promover una política pública educativa que contemple los planes, programas y proyectos que haga frente a la problemática educativa la que requiere de la conciliación y corresponsabilidad social.
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