Uno de los grandes cambios que se vienen dando en la biopolítica de Latinoamérica es lo que viene sucediendo en los últimos años, donde las ideologías han dado un giro sobre el pensamiento que la misma población esta aceptando que los partidocracia no han funcionado, el paradigma es tomar otra forma de hacer política, uno de esos cambios fue la que se dio primero en Chile cuando por dos periodos Verónica Michelle Bachelet como presidenta dos periodos representando a un partido socialista, después de la dictadura militar de Pinochet, bajo una represión criminal contra todos los opositores.
A veces cuesta entender el actuar del mismo hombre cuando utiliza el poder para ensañarse en contra del mismo hombre, por eso cuando la población se cansa de tanta corrupción y mentira los han sacado, por eso se dice que el hombre es un animal político insaciable, porque el poder los ciega, ahora con el cambio que se volvió a dar en Chile donde llego al poder uno de los presidentes más jóvenes de Latinoamérica Gabriel Boric, esta sociedad chilena no tuvo complejos para elegir a sus gobernantes, pues la alternabilidad es sano para cualquier país, de lo contrario se vuelve una camaría política en el poder.
Pero lo que llamo la atención estos días fue la reelección de Luiz Inácio Lula da Silva, como presidente de Brasil, un país que ha sido arrastrado por la corriente religiosa evangélica, hace años este país era considerado como el más católico del mundo, pero ahora esta dividido por la avalancha de sectas protestantes que miran diablos por todos lados penetrado al poder político, lo que hicieron a la expresidenta Dilma Rousseff, quien fue linchada políticamente para expulsarla del poder, a pesar que fue electa democráticamente, Lula da Silva ataco de frente la pobreza de las masas asalariadas que viven en la Favelas.
Lula da Silva fue enjuiciado y condenado a prisión, por un juicio injusto inventado por los políticos ultraderechistas, el presidente que entregará el poder Jair Bolsonaro de la ultraderecha conservadora, que no acepta la derrota y pretende intervenir respaldándose con el ejército incitándolos y dándoles poder para que actúen y den un golpe de Estado, este presidente fue incapaz de controlar las miles de hectáreas que fueron incendiadas por la corriente intransigente de los que están en contra de preservar el Amazonas, tampoco intervino rápidamente para controlar el COVID-19, hubieron miles de contagios y muertes en ese país.
Otro pensamiento político es necesario cuando los pueblos se cansan de las mentiras, de la corrupción, del saqueo, estos cambios ya se están dando en Perú, Chile, Bolivia, Colombia, Venezuela y otros que necesitan hacer esos cambios de paradigma. Solo en Guatemala no se avizora un nuevo horizonte, ya es tiempo de una regeneración, para regenerarse y no degenerarse, esto lo dice el filósofo Edgar Morín, por eso hablar de esto es una complejidad, no es posible que en nuestro país las cosas no cambien, los políticos se ríen del pueblo cada cuatro años, muchos siguen en la administración de los tres poderes sin que se den cambios.
Otra de las cosas en Guatemala los partidos tienen la misma tendencia ideológica, desde la clase media hasta la burguesía, todos quieren llegar al poder para continuar con lo mismo, no se tiene una visión clara, existe cierta miopía hacia los problemas que tiene el país, hace unas semanas el Banco Mundial publico datos sobre Guatemala presentando el 59.3% por debajo de la línea de pobreza, rápidamente el gobierno protesto a la institución que eso no era cierto, que el gobierno manejaba sus propios índices, esto es una falacia tratar de tapar el sol con un dedo, veamos el área rural abandonado, sumidos en extrema pobreza.
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