Con información de Fernando Castellanos.
El 18 de mayo de 1920, en Wadowice, Polonia, nació Karol Józef Wojtyła quién se convertiría en el 264º papa de la Iglesia católica y jefe del Estado Vaticano bajo el nombre de Juan Pablo II.
Nacido en el seno de una devota familia católica, al llegar a los 12 años ya había perdido a su madre y sus 2 hermanos. Su padre, un suboficial del ejército polaco, lo llevó a Cracovia para que siguiera sus estudios en la Universidad Jagellónica, paralelamente estudiaba teatro y se lucía como un eximio ajedrecista.
En 1941 queda huérfano cuando su padre fue asesinado por las fuerzas de ocupación Alemana. Con la universidad cerrada por los Nazis debió trabajar en una química y en una cantera.
En la clandestinidad se unió al actor Mieczysław Kotlarczyk con quien compartía el amor por el teatro, las letras y el patriotismo, pero el grupo de jóvenes fue descubierto por la Gestapo y debieron ocultarse en los túneles subterráneos del arzobispado de Cracovia.
Terminada la guerra continuó con su carrera pastoral, en 1958 fue ascendido a obispo auxiliar, en 1962 fue ordenado arzobispo de Cracovia y en 1967 llegó a ser uno de los Cardenal es más jóvenes de la historia.
Tras un pontificado de solo 33 días, en oscuras circunstancias muere «Juan Pablo I», la nueva reunión del cónclave tras 11 días de deliberaciones lo elige como el nuevo líder de la Iglesia Católica. Se transformó en el papa más joven del siglo XX y el primer «no Italiano» desde el holandés Adriano VI en 1523.
Como su primer desafío eligió el nombre de su predecesor, nacía el mito de «Juan Pablo II». Su papado de 27 años se caracterizó por dar una imagen moderna pero tomando medidas conservadoras. Mientras se convertía en un Pontífice caminante y afecto por actos multitudinarios, dejó las decisiones económicas y legales en manos de oscuros cardenales protectores de pedófilos y de los negocios de la mafia.
A lo largo de su gestión soportó un atentado y le tocaron tres décadas plagadas de guerras, invasiones, hambrunas, catástrofes naturales y las transformaciones políticas y globales desde el final de la segunda guerra mundial como la caída y disgregación de la URSS.
Su salud se fue resintiendo desde un adenoma intestinal sufrido en 1992 que derivó en una colecistectomía, esto marcó una gran reducción de viajes, sus apariciones públicas se tornaban espaciadas y tortuosas.
Hacia 2003 era penoso verlo desarrollar su tarea, con un Parkinson avanzado y muy disminuido en sus facultades físicas, sus misas eran un circo de asistentes que lo ayudaban hasta en el más mínimo movimiento.
Su internación por problemas respiratorios en marzo de 2005 derivó en una congregación espontanea en la Plaza San Pedro, el 2 de abril a las 21:57 su vida se apagó, el Monseñor Leonardo Sandri anunció su muerte a la muchedumbre y al mundo, era el fin de una era.
Su sucesor y amigo Joseph Aloisius Ratzinger ordenó al cardenal Camillo Ruini que iniciara el proceso de beatificación que se concretó en el año 2013 con el nuevo papa Francisco.
