¿Son la respuesta a la falta de eficacia y eficiencia en el Estado?
Cuando una cubeta de agua tiene un agujero en el fondo por más que se llene, siempre hará falta, y nunca se llenará si no se repara. De igual manera, por mucho que se recaude, si no se soluciona el despilfarro y la corrupción en el gasto público, nunca tendremos una recaudación que alcance.
Todos debemos pagar impuestos o tributos, en el entendido de que estos deben ser manejados de forma eficaz y eficiente, para devolverlos a la ciudadanía ya transformados en los diversos servicios que debemos esperar del aparato estatal como administrador de la cosa común.
¿Qué sucedería si cada quien lo hiciera por su cuenta, y de esta manera se optimizara este gasto o inversión?, ¿Es esta la situación de Guatemala? Definitivamente NO. En primera instancia no todos pagamos los TRIBUTOS. Los de abajo y muchos otros que están en la informalidad y, o no los pagan, o no saben que los pagan parcialmente. En realidad, los contribuyentes de en medio somos quienes estamos obligados a pagarlos, pues estamos trabajando para la generación de riqueza de la nación. Algunos pocos del sector más rico sí cumplen y los pagan, pero tienen departamentos especializados, cuya función es ver cómo se escabullen de manera supuestamente legal.
He oído rumores de pasillos y comentarios en redes sociales con mucha preocupación, sobre que algunos funcionarios de finanzas hablan de diferenciar la informalidad de la subsistencia. Me permito recordarle a estos personajes que nuestro pacto social, La Constitución Política de la República, establece que todos somos iguales ante la ley, de manera que, todos estamos obligados a pagar impuestos. No obstante, cada quien va a tributar en la medida de sus posibilidades, porque no es lo mismo un porcentaje impositivo dado sobre unos pocos quetzales al comprar una gaseosa en una tienda de barrio, comparado al mismo porcentaje de quien negocia millones de acuerdo a su actividad comercial o empresarial. De otra manera, se está castigando al más eficiente y se premia a quien no lo es, pues, ha sido irresponsable él, o algunos de sus ancestros.
Ahora bien, la función del gobierno debiera ser la de proveer los servicios necesarios para todos de manera justa, con el ánimo de proveer a aquellos que menos tengan los servicios básicos de igual manera que, para el resto de la población y ayudar a quienes de manera fortuita están en la peor situación creando de esta manera, las oportunidades para que, quien se esfuerce pueda salir de la pobreza y generar recursos.
Sin embargo, tenemos un aparato estatal ineficiente, que consume recursos a diestra y siniestra, pero sin devolver nada a quienes tributamos que debiéramos ser TODOS, ojalá con mayor énfasis para quien más lo necesita en la Guatemala profunda de la que estos señores no se acuerdan en los programas sociales, salvo en los demagógicos ofrecimientos de campaña. Los que más producen riqueza en términos reales subsidian a aquellos que son más pequeños, empero, todo aquel que tributa tiene el derecho a exigir que se les retornen, mediante servicios de calidad brindados con eficacia.
Hoy, se piden resultados para alimentar un aparato burocrático que no genera ningún resultado, además, lleno de restricciones porque no se proporcionan servicios esenciales de manera correcta, no hay seguridad, ni certeza jurídica para inversión local, y ni hablemos de atraer a empresas extranjeras con miras a establecerse en el país con una infraestructura que está colapsada. Pero, no se nos informa que la recaudación casi se ha cuadruplicado desde que empezó la llamada era democrática con Vinicio Cerezo, lo cual es una contradicción pues, cada periodo de gobierno la percepción generalizada es que recibimos menos, respecto a lo que se tributa.
Se habla de que la CORRUPCIÓN puede alcanzar alrededor del 20% del presupuesto anual del gobierno de turno, es decir, de nuestros tributos más la deuda que nos generan. No digamos, el porcentaje que pudiera mejorar si hubiese un gasto eficiente que podría ser otro 30% adicional si además, mejora la tributación por TODOS. Solamente con estos cambios no estaríamos duplicando por lo menos el dinero disponible para que los burócratas nos devolvieran en servicios e infraestructura lo que hoy día desaparece como por arte de magia. Este es el agujero de la cubeta de la tributación que debe arreglarse para que se llene y sea suficiente para hacer lo que al gobierno le corresponde y este país llamado GUATEMALA, salga adelante.
Si la cubeta de la tributación no se arregla, es por demás, que queramos llenarla para que alcance. Pues no será suficiente jamás, si no se cierra el agujero de la corrupción, la ineficiencia y la mediocridad existentes en los procesos gubernamentales que están enquistados en la administración pública.
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