Hoy debemos discutir sobre la obligatoriedad del Estado de poder brindar educación para todos, siendo una obligatoriedad, sin embargo, nos podemos dar cuenta que lastimosamente no todos los seres humanos tienen la posibilidad de acceder a la escuela por diversas razones, por lo tanto, el derecho a la educación se ve violentado y restringido. Es por lo que el ethos educativo debe ser urgentemente descolonizado.
En la era de la sociedad del conocimiento ¿cuál es la función educativa de la escuela? Como expresa Ángel I. Pérez Gómez (2006) en el momento histórico que nos encontramos, en la denominada sociedad de la información, la educación se relaciona más con “el desarrollo de la mente que más aprende”. Sin embargo, la escuela es utilizada para poder bombardear psicológicamente a la población estudiantil con el apoyo de los medios de información y el uso masivo de redes sociales para crear una guerra cognitiva.
La escuela que busca la calidad educativa, bajo el amparo del ámbito político-educativo es una estrategia empresarial que se implementa, operativiza y normaliza para la fabricación de sus productos que pronto serán puestos a la venta para la clientela, ella impone la eficiencia perfeccionada de la empresa individualista, sobre la sociedad, imponiendo una dominación por el saber, la dominación del “hombre sobre el hombre” que va a perpetuar la razón técnica a través de la política de esclavitud cognitiva.
La calidad de la educación debe de ser vista desde una perspectiva de conjunto de cualidades que conforman la esencia de un “Ser”, por ello se debe de trabajar en función del ideal de mejorar la educación a través de las prácticas contextualizadas del estudiantado, respaldadas por una verdadera política pública educativa en donde se considere la universalidad de la educación, pues un pueblo educado es más difícil de engañar y explotar.
La única forma de poder transformar y terminar con las desigualdades, liberarnos de la incultura, limitaciones, supersticiones y miedos provocados por la enajenación, transculturización, aculturación, asimilación, dependencia, discriminación, emigración, enclaves étnicos, estereotipos, prejuicios, etnocentrismo, exclusión, nuevo racismo, entre otros, que tratan de mantener las ataduras en la población sumida en la ignorancia por una educación totalmente deteriorada.
Por ello, la escuela debe ser un instrumento emancipador de la libertad, de formación de ciudadanía pensante, transformadora del “Ser” creativo y colaborativo, que resuelve problemas y desarrolla todas las habilidades que necesita para afrontar en el contexto social, cultural, político y económico.
La escuela, por tanto, debe contribuir a la deconstrucción y construcción de nuevos significados, análisis y síntesis, contrates, debate, experimentación, cooperación e intersubjetividad para la verdadera autonomía.
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