“La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo”
Nelson Mandela
La educación superior debe ser para aumentar la autonomía, la creatividad, iniciativa y crítica, es, además, la llave para abrir nuevas puertas para la sociedad, entender el sentido de nuestra existencia y entretejer la solución a los problemas sociales, culturales, políticos y económicos. Con el tiempo la población ha confiado en la educación como medio para poder combatir la pobreza y extrema pobreza.
Al parecer hemos fomentado la “Pedagogía del engaño” que destruye la confianza sobre la que ha de tejerse una mejor sociedad, hasta ahora, los guatemaltecos nos encentramos inmersos en un mar de mentiras y engaños, por parte de las autoridades que administran la educación a todo nivel; hacen mención sobre un desarrollo/progreso que es invisible ante los ojos de sus habitantes; un modelo pedagógico que ha sido creado solo para satisfacer los intereses de grupos particulares y no de toda la población.
Es triste y lamentable ver como el proceso de formación se ha escolarizado desde sus inicios, con el fin de convertir a las escuelas (desde párvulos hasta la Universidad) en fábricas que producen o desechan, como si los estudiantes fueran materia prima y no seres humanos que necesitan explotar su creatividad, curiosidad y deseo por aprender. Echando por los suelos su veracidad, derrumbando su credibilidad y erosionando su legitimidad como institución democrática, que alienta los regímenes dictatoriales en donde el diabólico espíritu de la mentira se enseñorea sobre la realidad social.
El concepto de pedagogía ha sido alterado, hora es concebida como una forma de educar, en donde el estudiante no puede cuestionar sobre su propio aprendizaje y tampoco puede decidir lo que desea aprender. Una forma, donde el docente también se ha convertido en un mediador entre el sistema educativo y lo que desean que los estudiantes aprendan. Formando autómatas que no están en la capacidad de cuestionar y se gradúan para engañar a la población y someterla en tramas de mentiras y engaños. Un sistema que aprueba a los estudiantes que se adaptan al sistema perverso y los que no serán desechados o excluidos.
Para encarar estos importantes desafíos, la educación superior no puede seguir orientándose a la trasmisión de fragmentos de información memorizada para ser utilizada fundamentalmente en los exámenes, y posteriormente olvidada; en cambio, debe de promover, en cada estudiante, el desarrollo de capacidades para aprender a pensar y aprender de modo práctico, crítico y creativo, de manera que pueda transferir el conocimiento a distintas situaciones que afloran en una etapa histórica cargada de inestabilidad e incertidumbre.
La educación para que sea la solución a los problemas sociales, no puede continuar siendo la misma que hoy se observa en los salones de clases; lo primordial es que surja una transformación en el sistema nacional y universitario, porque hasta ahora existe una gran diferencia entre lo que se enseña y lo que el pueblo necesita aprender. Todos los países tienen distintas necesidades y el sistema no puede mantenerse alejado de las prioridades de la población, porque de lo contrario, en lugar de avanzar hacia el desarrollo, retrocede hacia la ignorancia.
¿Qué estamos compartiendo en las aulas para cambiar a las personas que cambian las cosas?
O las estamos condenando a ser lo mismo de siempre…
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