A propósito del marketing social, imprescindible en políticas
Hace ya más de una década conocí a Arturo Angulo, joven español, oficial de FAO en Guatemala. Estudiaba un curso de políticas públicas que impartí invitado por el Programa de FLACSO por aquel entonces.
El curso abordó las visiones teóricas de las políticas públicas, análisis de políticas e inclusión en la agenda gubernamental y su despliegue en el sistema de planificación institucional y presupuesto y evaluación.
Recuerdo, en la primera clase presenté como reflexión la fábula de David Foster Wallace (2005) que dice: “Había una vez dos peces jóvenes que iban nadando y se encontraron por casualidad con un pez mayor que nadaba en dirección contraria; el pez mayor los saludó con la cabeza y les dijo: -Buenos días, chicos ¿Cómo está el agua? Unos metros más adelante, el pez más joven le pregunto al amigo ¿Qué es el agua…?” El debate fue intenso por ese sesgo irónico de obviar la realidad y no querer entenderla…
Dado que los estudiantes eran profesionales de alto nivel, funcionarios públicos, abogados, médicos y especialistas en temas políticos, opté por un enfoque metodológico basado en lecturas y diálogos que buscaban apropiación conceptual, dominio metodológico desde los diversos ángulos de autores, buscando generar debates apuntalado de tolerancia y consensos como práctica democrática.
Los debates alcanzaban dimensiones teóricas donde la interpretación y el rigor conceptual, como debe suceder en la universidad y tal como afirma Hugo Zemelman (2003) deben extraer del inductivismo la experiencia de la realidad para juzgarla desde interpretaciones teóricas, aunque sabemos que no sientan precedente teórico.
Curiosamente Arturo Angulo, seguramente por su trabajo en FAO, siempre intentaba aterrizar en la comprensión de la razones del fracaso en los resultados que se obtienen al poner en marcha políticas en Centroamérica.
Recuerdo que siempre insistía que entre otros factores, debía de existir más de algún sistema de medición para establecer que “entre crecimiento y desarrollo se debe medir el nivel de hambre infantil y la disponibilidad de empleo…”. Tema aún pendiente aqui.
Al parecer Arturo había estudiado a Stiglitz, Sen y Fitoussi, en el Informe de la Comisión sobre la Medición de Desarrollo Económico y del Progreso Social (2009) que buscaba demostrar que el PIB no mide lo medible (índices de bienestar social) y no va en la línea correcta… Era tal su insistencia, buscaba explicar la realidad desde la metodología teórica académica.
Recuerdo que decía que -No basta con formular políticas si no tienen una clara ruta de acontecimientos, donde los diferentes hitos de la trayectoria confirmen reformas, cambios y hasta modificaciones en los contextos de la geografía. -Si ya están formuladas las políticas, entonces ¿Qué papel juega la ciudadanía o los beneficiarios…? ¿Solo recibir el servicio, o ser participantes activos?
Sus críticas me permitieron hacer un balance del proceso de formación que habíamos iniciado desde finales de los años noventa en la Facultad de Ciencias Políticas en la Universidad Rafael Landívar, donde el decano, amigo y colega, coincidimos que el estudio de las políticas incidiría en generaciones de políticos y empresarios visionarios. 23 años después notamos que no fue suficiente…
Descubrí que nos habíamos equivocado desde finales del siglo pasado en la formación de políticas. Le enseñamos a medio centenar de estudiantes la teoría partir del ciclo de políticas pero nunca nos percatamos de lo que hoy se conoce como el marketing social (Salazar, 2019).
Arturo Angulo lo sabía en toda su dimensión. Siempre discutía que había tradición y experiencia suficiente en la región, pero solo en analistas de políticas (partidos) o burócratas de planificación de gobierno. Y ¿Dónde quedaba el papel de los ciudadanos?
Resulta que el actor social no estaba en el formato teórico, sino quedaba en un raro espacio llamado validación y que hasta hoy asesores, consultores y burócratas dan por válido, con esa arrogancia teórica para sostener interpretaciones forzadas de supuestos sujetos de opinión, y que Platón despreciaba porque la Doxa es solo un juicio de valor circunstancial. Esas argucias las sabía Arturo Angulo y de allí venían sus críticas… Foster Wallace (2005) afirmó “a veces las cosas más obvias u ubicuas son difíciles de ver y explicar…”. A veces la forma teórica… es realmente el fondo de la realidad… Tenía razón Arturo, la participación de los ciudadanos genera confianza (Keefer; Scartascini, 2022) en la trayectoria de las políticas públicas… ¿Cómo hacer creíble las políticas? Empezando…
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