La identidad de un hombre consiste, en la coherencia de entre lo que es y lo que piensa
Charles Sanders Peirce (1839-1914)
Creo firmemente en el poder transformador que tiene la palabra del docente, de la comunicación en doble vía que día a día lleva a cabo en su labor, que se convierte en un puente para poder comprender al estudiantado, buscando siempre el bien de la otredad y el beneficio común, es una ser con mucho valor y que sin su entrega no puede haber buena vida.
Las claves del aprendizaje son diversas, pero dentro de las más importantes y fundamentales se encuentran las emociones, las pasiones, el entusiasmo y el esfuerzo, esto combinado perfectamente con la alegría y el reconocimiento que el docente le impregna a su labor a través del respeto, la admiración y un profundo afecto por el estudiantado hacen posible alcanzar el aprendizaje.
Cada uno de nosotros podemos recordar a un docente que ha impregnado en nosotros un profundo amor por la educación, un ser con un alto grado de ternura, humor, alegría y compasión, además de recordar que los grandes docentes siempre han sido personas muy humildes por el alto grado de conocimiento que han adquirido en la universidad de la vida.
Han sido los docentes un bastión importante en las comunidades, convirtiéndose muchas veces en proyectistas, médicos, obreros, artesanos, consejeros, entre muchos otros oficios, que muchas veces sin saber se convirtieron en artistas para poder cantarle a la vida, teniendo una profunda conexión con el medio que le rodeaba.
Su ideal siempre ha sido formar seres integrales que puedan responder a las necesidades del contexto, “Un árbol que nace torcido jamás se endereza”, palabras muy sabias de nuestra maestra de párvulos, que dejo ceñido para siempre la forma para convertimos en homo humanista que lucharan por una mejor Nación. Y sobre todo no usáramos la profesión para ser asaltantes de cuello blanco, que juega la necesidad de la población desposeída.
Hoy en día la profesión docente es un arte muy poco valorado y reconocido, además de ser uno de los trabajos más exigentes que se pueden tener, pues a pesar de tener varias aristas, últimamente tiene a varios detractores que critican el que hacer docente en el aula, los padres se han quejado de tener que atender a sus hijos durante el encierro y que le han ganado el salario, esto sin considerar que el trabajo en educación virtual requiere más tiempo y dedicación. Posiblemente el doble de lo que invertían en la educación presencial.
Esto sin considerar que los docentes tienen en sus manos varias generaciones formadas, vidas moldeadas y estudiantes con diferentes intereses culturales, sociales, económicos e identitarios, además, de la cantidad de documentos que solicitan desde la administración educativa que solo quiere justificar su quehacer.
El trabajo ideal del docente es ser estimulador y dialogador de la creatividad para la adquisición del aprendizaje, considerando el contexto y las necesidades reales del educando, su papel postpandémica es crucial para la salud mental de los dos actores que se encuentran en el aula, el docente y el discente. Debemos de revalorizar la labor docente, protegiendo su salud interior, psíquica, anímica y espiritual, y no relegarlo a realizar actividades denigrantes en las escuelas.
0 comentarios