El derecho al Derecho Internacional Humanitario (Parte II)

por | Mar 28, 2022 | Opinión | 0 Comentarios

En la segunda mitad del siglo XIX comienza la codificación internacional de las normas hasta entonces internas o consuetudinarias (usos o costumbres) de la guerra. La primera norma verdaderamente internacional es la Declaración de París de 1856 sobre la Guerra Marítima. 

En 1862 Henry Dunant publica “Recuerdo de Solferino”, relatando los horrores vividos en el campo de Solferino y nace lo que ahora es el Comité Internacional de la Cruz Roja. Luego el Gobierno Suizo convoca a la Conferencia Diplomática de 1864, que concluyó con la firma del Convenio de Ginebra del 22 de agosto de 1864, para el mejoramiento de la suerte de los militares heridos de los ejércitos en campaña y, en 1868 se firma la Declaración de San Petersburgo que prohíbe la utilización de ciertos proyectiles en tiempo de guerra

A finales del siglo XIX y principios del siglo XX se celebran en La Haya las Conferencias de Paz de 1899 y 1907, que constituyen el más notable intento codificador del derecho de la guerra. En la segunda conferencia (1907) se revisó y amplió la primera, aprobando 14 convenios, entre los cuales se encuentran: Convención relativa a las leyes y costumbres de la guerra terrestre; el reglamento relativo a las leyes y costumbres de la guerra terrestre; la convención relativa a ciertas restricciones en cuanto al ejercicio de derecho de captura en la guerra marítima; la convención relativa a la Colocación de minas submarinas automáticas de contacto; la convención relativa a los derechos y deberes de las potencias neutrales en la guerra marítima; la convención relativa a los derechos y los deberes de las potencias y de las personas neutrales en caso de guerra terrestre; y, protocolo de Ginebra del 17 de junio de 1925 sobre la prohibición del uso, en la guerra, de gases asfixiantes, tóxicos o similares y de medios bacteriológicos.

Antes de la Segunda Guerra Mundial destacan, dentro del Derecho Humanitario, los Convenios de Ginebra de 27 de julio de 1929, para aliviar la suerte de los heridos y enfermos de los ejércitos en campaña y el relativo al trato de los prisioneros de guerra.

Los más trascendentales fue la aprobación en 1949 de los Cuatro Convenios de Ginebra que tratan sobre: I. Heridos y enfermos de las fuerzas armadas en campaña. II. Heridos, enfermos y náufragos de las fuerzas armadas en el mar. III. Trato debido a los prisioneros de guerra; y, IV. Protección debida a las personas civiles en tiempo de guerra. 

A los anteriores se complementan principalmente los creados en 1954 la Convención de La Haya para la protección de los bienes culturales en caso de conflicto armado; en 1972 la Convención que prohíbe las armas bacteriológicas (biológicas) y tóxicas; en 1977 los Dos Protocolos Adicionales a los Convenios de Ginebra de 1949 (I Protección de las víctimas de los conflictos armados internacionales y II Protección de las víctimas de los conflictos armados sin carácter internacional0; en 1980 la Convención sobre prohibiciones o restricciones del empleo de ciertas armas convencionales; en 1989 la Convención sobre los derechos del niño; en 1993 la Convención sobre la prohibición del desarrollo, la producción, el almacenamiento y el empleo de armas químicas y sobre su destrucción; en 1995 el Protocolo sobre armas láser cegadoras; en 1996 el Protocolo enmendado sobre prohibiciones o restricciones del empleo de minas, armas trampa y otros artefactos; en 1997 el Tratado de Ottawa sobre la prohibición de minas antipersonal; en 1998 la Convención sobre la prohibición del empleo, almacenamiento de transferencia de las minas antipersonal y su destrucción (Tratado de Ottawa); en 1998 el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional; en 1999 el Protocolo sobre la protección de los bienes culturales en caso de conflicto armado; y, en 2000 el Protocolo Facultativo de la Convención sobre los Derechos del Niño relativo a la participación de niños en los conflictos armados.

¿Pueden “humanizar” todas estas normas a las guerras?

Hasta la próxima semana.

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