En 1999 la Asamblea General de las Naciones Unidas estableció el 25 de noviembre como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, en recuerdo del asesinato de las hermanas dominicanas Mirabal durante la dictadura de Trujillo. Naciones Unidas señala que una de cada tres mujeres se ve afectada por algún tipo de violencia de género y que cada 11 minutos, una mujer o niña muere asesinada por un familiar.
La Asamblea General de la ONU definió en la Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer emitida en 1993 la violencia contra la mujer como «todo acto de violencia que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o sicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada».
Este año se ha iniciado una vez más la Campaña Únete de la ONU, que comprende 16 días de activismo que concluyen el 10 de diciembre, el Día Internacional de los Derechos Humanos. La campaña está coordinada por ONU Mujeres e insta a Gobiernos, a la sociedad civil, a organizaciones de mujeres, a jóvenes, al sector privado, a medios de comunicación y a todo el sistema de las Naciones Unidas a que unan sus fuerzas para atender la pandemia de violencia contra las mujeres y las niñas.
ONU Mujeres hizo público un nuevo estudio internacional mostrando dramáticos datos, como que, en el 2021 de todas las mujeres y las niñas asesinadas, alrededor del 56% fueron asesinadas por sus parejas u otros miembros de la familia (45.000 de 81.000), lo que demuestra que el hogar no es un lugar seguro para muchas de ellas. Solo el 11% de los homicidios de hombres se cometen en la esfera privada.
En cuanto a las diferencias regionales, en 2021 se calculó que la tasa de homicidios por motivos de género en la esfera privada fue de 2,5 por cada 100.000 mujeres en África, en comparación con 1,4 en América, 1,2 en Oceanía, 0,8 en Asia y 0,6 en Europa. Al mismo tiempo, los resultados sugieren que el inicio de la pandemia en 2020 coincidió con un aumento significativo de las muertes por cuestiones de género en la esfera privada en América del Norte y, hasta cierto punto, en Europa occidental y meridional.
La violencia contra mujeres y niñas es una de las violaciones de los derechos humanos más extendidas, persistentes y devastadoras del mundo actual sobre las que apenas se informa debido a la impunidad de la cual disfrutan los perpetradores, y el silencio, la estigmatización y la vergüenza que sufren las víctimas.
En forma general, la violencia se manifiesta de forma física, sexual y psicológica e incluye: violencia por un compañero sentimental (violencia física, maltrato psicológico, violación conyugal, femicidio); violencia sexual y acoso (violación, actos sexuales forzados, insinuaciones sexuales no deseadas, abuso sexual infantil, matrimonio forzado, acecho, acoso callejero, acoso cibernético); trata de seres humanos (esclavitud, explotación sexual); mutilación genital, y matrimonio infantil.
Aunque todas las mujeres, en todas partes del mundo, pueden sufrir violencia de género, algunas mujeres y niñas son particularmente vulnerables, ejemplo de ellas son las niñas y las mujeres más mayores, las mujeres que se identifican como lesbianas, bisexuales, transgénero o intersex, las migrantes y refugiadas, las de pueblos indígenas o minorías étnicas, o mujeres y niñas que viven con el VIH y discapacidades, y aquellas en crisis humanitarias.
La violencia contra la mujer sigue siendo un obstáculo para alcanzar igualdad, desarrollo, paz, al igual que el respeto de los derechos humanos de mujeres y niñas. No es suficiente la firma de tratados internacionales y las leyes nacionales que sirven para proteger los derechos humanos de las mujeres. Necesitamos cambios de actitud, educación y sobre todo que la justicia sea severa con los responsables de estos delitos.
Hasta la próxima semana.
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