n este diálogo me propongo desarrollar y revelar el cansancio del vivir y sobrevivir de la juventud guatemalteca que ha puesto en riesgo su naturaleza humana, debido a que se le ha invisibilizado y que no se les permite existir, por lo que se sienten invisibles para la familia, la sociedad, la comunidad y el Estado, es la “CULTURA DEL ABANDONO Y LA FALTA DE CONSIDERACIÓN” al punto de expresar que la juventud, no aportar nada a nuestra querida Ixim Uleu.
Esto ha orillado a la juventud a no mirar el futuro y caer en las garras de las drogas, la indiferencia, o a cualquier otra cosa que destruye y mata toda aspiración, cabe preguntarse, ¿qué se hace para apoyar y creer en la juventud? muchas veces solo los criticamos y los ignoramos, somos indiferentes a sus necesidades y no los ayudamos a sentir, existir y vivir.
La juventud de hoy vive sin expectativas, solo debemos ver a nuestro alrededor para establecer la falta de posibilidades que existe en: educación, salud, vivienda, trabajo, recreación y especialmente sin la mano amiga de la comunidad. Son cientos de miles de niños y jóvenes que hoy no tienen raíces que puedan sostener su futuro, debido a la pérdida de identidad víctimas de la transculturización.
La juventud emergente, permanece al margen de los conocimientos de la composición cultural de los pueblos originarios, de la cosmovisión, de la meditación ancestral y del pensamiento de la nueva ciencia, se encuentran en un callejón sin salida, siendo parte de una sociedad agotada, totalmente terminada en la que no existe un espacio para poder vivir mejor.
No existe una vía alterna, una vía de escape, que le permita desajenarse para vivir libremente a su manera de ser, sentir y pensar, persiguiendo sus metas y objetivos, no podrá estar a salvo del colapso. Por que como sociedad somos rehenes del mercado de la información, estamos a un clic del espacio-velocidad. La juventud cada vez está endémicamente porosa, frágil, incurable y refutable.
A pesar de que siempre se ha dicho que los jóvenes son la primavera de la vida, son los nuevos líderes, obligados a modificar los escenarios políticos, culturales, sociales y económicos, una nueva energía para la transformación de la Nación, comprometidos con la vida y la sociedad para crecer juntos y solidarios, solo de esta forma Guatemala cambiaria.
Es la juventud quien puede construir una nueva visión de Guatemala, pero para ello requiere combatir los parásitos de la mente que les ha esclavizado, el miedo, el egoísmo, la desconfianza, la estrecha visión de la realidad, pero principalmente deben ejercer el derecho de participación en todas las instancias de ámbito político.
Entonces nos preguntamos ¿Cómo considerar a la juventud artesanos y protagonistas del proyecto de Nación?
Propongo entonces el retorno a nuestra verdadera esencia, al corazón del cielo y al corazón de la tierra, al diálogo profundo con los abuelos y abuelas, a las propuestas de la comunidad, a aprender de las diversas experiencias de lucha de resistencia, la juventud debe ser parte de los procesos transformadores, del gran desafío de pensar, sentir y actuar con lógicas comunitarias cósmicas. Deben restaurar el equilibrio espiritual, retomando la misión de cuidadores de la madre tierra y ser tejedores simbólicos de una nueva sociedad.
Debemos aprender a vivir juntos, a luchar unidos, a ser, a hacer, a edificar en sincronía para no vivir en vano, construyendo desde el corazón.
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