Desde el año 2010 cada 1ro de agosto se celebra el “Día Mundial de la Alegría” que sirve para reflexionar sobre la importancia de tener presente ese sentimiento en cada momento de la vida y su poder transformador. Por otro lado, desde el año 2012 cada 20 de marzo se celebra el “Día Internacional de la Felicidad” que fue instituido por las Naciones Unidas, para reconocer la relevancia de la felicidad y el bienestar como aspiraciones universales de los seres humanos y la importancia de su inclusión en las políticas de gobierno.
Mientras la Alegría es reconocido como Día Mundial, el de la Felicidad es reconocido como Día Internacional. Para los efectos colectivos, mundial o internacional en la práctica puede significar lo mismo; sin embargo, para los efectos de políticas públicas compromisos desde los estados si son diferentes.
Mientras que los Días Internacionales son los proclamados por la ONU, y la fecha la decide el órgano más representativo de la ONU, que es la Asamblea General a propuesta de un país miembro, o de la propia Asamblea General, o de algún organismo importante dentro de un país miembro; los Días Mundiales, son los proclamados por las agencias especializadas adheridas a la ONU, como la UNESCO o la OMS existiendo además los “oficiales” que son los anteriormente descritos y los “no oficiales” que son proclamados por otro tipo de organizaciones, asociaciones y colectivos que se han popularizado con el paso del tiempo y que se celebran a nivel mundial.
Teniendo mas o menos claro las diferencias entre Día Mundial y un Día Internacional, veamos las diferencias entre lo que se celebra hoy que es el Dia de la Alegría con el Día de la Felicidad.
La “alegría” desde la psicología es definida como una emoción pasajera que se manifiesta por medio de la risa o la sonrisa, aunque también es cierto que la alegría provoca manifestaciones o reacciones de todo tipo: saltos, aplausos, bailes, lágrimas, etc.; es decir, cada persona la manifiesta de forma diferente.
La alegría es una emoción subjetiva, y dependerá mucho de la persona a la que preguntes, hay personas a quienes les provocará alegría estar en la playa, mientras que a otras hacer una caminata o simplemente comer algo. Lo que sí está comprobado es que una persona alegre rinde más, tiende a estar más sano, a superar las dificultades, y a provocar alegría a las personas que tiene alrededor, a hacer el bien.
La “felicidad” en cambio, es uno de esos conceptos tan importantes y utilizados como difíciles de definir. Desde el punto de vista de la psicología, la felicidad está caracterizada como un estado mental con una fuerte carga emocional, pero que también se basa en ideas y creencias; y, nos presentan hallazgos que nos pueden acercar a una visión mas matizada y completa sobre la felicidad. Estos hallazgos son: que somos las personas las que adaptamos nuestra capacidad de ser felices a los contextos de crisis; que nuestro nivel de felicidad se adapta a los referentes sociales; que a prosperidad material no garantiza la felicidad; o, que la felicidad depende de lo que nos contamos a nosotros mismos sobre nuestras vidas
Aunque cada persona se siente feliz con cosas muy diferentes, existen determinadas cosas que suelen provocar alegría a cualquier persona del mundo: una caricia, sonrisa o abrazo de un ser querido; una música o una buena película; la risa de un niño; un éxito en los estudios o en el trabajo; compartir tiempo con amigos o seres queridos; superar una enfermedad o un reto; una buena comida; jugar, correr, saltar; estar en contacto con la naturaleza; ir al cine o al teatro, etc.
Ya sea que celebremos a la Alegría como un Día Mundial o Internacional, oficial o no oficial, lo más importante en nuestro caminar por este sendero es que vivamos por lo menos con alegría para encontrar la felicidad. Como escribiera Benjamín Franklin: “La alegría es la piedra filosofal que todo lo convierte en oro”. ¡Feliz Día de la Alegría!
Hasta la próxima semana.
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