Cualquier mal pensado ciudadano guatemalteco pensaría que los últimos acontecimientos políticos en el hemiciclo parlamentario son un show mediático que vimos la noche del 23 de agosto y que podría haber sido elaborado para “distraer la atención del pueblo de los cruciales problemas sociales o conflictos políticos coyunturales” como en la antigua Roma, por lo contrario de esa ciudad italiana en la cual los magistrados patrocinaban los caballos para el espectáculo de entretenimiento del pueblo, aquí la bancada oficial brindó una escena digna de la atención de más de 50 mil espectadores en las redes sociales del parlamentario Aldo Dávila que a viva voz le gritaba a la junta directiva improperios indignos de un espacio destinado para la creación de leyes en beneficio de la ciudadanía, dicho sea de paso la junta directiva ya estaba ausente de su curul en la zona 1 de la ciudad capital, porque el presidente de la junta directiva pretendía negociar dando un receso para que los diputados aliados evacuaran las instalaciones para pedir falta de quórum y entonces ganar tiempo y dejar sin efecto la sesión, porque el tema de la improbación del estado de calamidad que el mandatario Alejandro Giammattei quiso imponernos, quedó sin efecto gracias a los 103 votos a favor.
El presidente de la república, emitió el 13 de agosto un decreto que imponía Estado de Calamidad el cual recibió el rechazo popular y de sectores políticos de oposición debido a que incluyó, s, un toque de queda de las 22:00 a las 04:00 horas y se establecía un régimen sin control en cuanto a las compras o contrataciones a cargo del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social –MSPAS-. Gracias a ello presenciamos un circo político en el cual todos los partidos, sacaron ventaja para sí. No se reflejaba un escenario político en el Congreso de la República, por el contrario más bien era el escenario de la elección de una reina de pueblo con enormes mantas, pancartas y teléfonos celulares grabando y transmitiendo los bochornosos acontecimientos suscitados al calor de gritos, improperios y faltas de respeto a la ciudadanía quien les paga ese espacio y les brinda el honor de representarnos mediante la capacidad de hacer leyes que brinden más y mejores oportunidades y acceso a condiciones para todos sin exclusiones y en beneficio de la mayoría. Todo este espectáculo ha sido reflejo del cansancio y desgaste político debido a la antesala de la campaña electoral (campaña electoral 2023) que representa este año 2021 para la carrera que los caudillos y caciques partidistas emprenden tras la caza de puntos traducidos en votos comprados en las bancadas. Por lo anterior, lo que venía haciendo el presidente de comprar voluntades con tanta facilidad ahora es evidente que ya no se le da muy bien, y sin temor a equivocarme se traducirá en que la elección de la junta directiva del próximo año del Congreso, no será más del partido oficial.
El señor Giammattei, a todas luces actúa con nepotismo y sigue prevaleciendo la corrupción de comprar para sí los favores a cambio de votos políticos y obtener lo que quiere para continuar haciendo y deshaciendo para beneficiar a las 20 familias dueñas de la finca llamada Guatemala. Con esta aparente ruptura que se ha manifestado con la no aprobación del Estado de Calamidad castigándolo con la negación de su cheque en blanco para comprar a su sabor y antojo, no está obstaculizando del todo la aprobación del presupuesto 2022 (aprobado en noviembre 2021) que ya está amañado y maquillado para favorecerlo y aprobar leyes en pro del pacto de corruptos que lo fortalezcan con miras a la finalización de su nefasto periodo de gobierno.
Algunos analistas y medios a través de opiniones y redes sociales rumoran que al presidente se le está complicando el trabajo de manipulación política que ha ejercido desde la transición de gobierno en 2019, por lo siguiente: se evidencia la pérdida de control que ejercía mediante su corrupta banca en el congreso con la compra de voluntades mediante jugosas mochilas con más de Q800 mil por diputado según fuera la importancia del voto comprado, la nefasta imagen de la señora fiscal general y jefe del Ministerio Público ante la población, sumándole a lo anterior, se está quedando sin aliados estratégicos que le den respaldo internacional porque el gobierno de los Estados Unidos –EEUU- quienes lo apoyaron con la donación de vacunas contra el COVID-19 para vacunar a la población chapina (después de su fraudulenta e irrisoria compra con un intermediario ruso que al parecer es un fantasma o que solo conocen el presidente Giammattei y el –MSPAS- porque desapareció del escrutinio público), pero éste no cumplió con los objetivos de –EEUU- y se creyó astuto y pecó de ingenuo al obviar nimiedades según él, que para ese hegemónico país eran vitales como el continuar con el trabajo que significa la lucha contra la corrupción a través de la Fiscalía Especial contra la Corrupción e Impunidad –FECI- en donde destituyó a su titular porque se sentía perseguido penalmente mediante procesos de investigación por no ser una inocente y blanca paloma intachable, y ahora piensa que su tabla de salvación son las negociaciones bajo la mesa que tiene con los gobiernos de la República Federal de China y la Federación de Rusia, lo cual está complicando aún más las negociaciones de gobierno con ese aliado transversal que siempre ha tenido Guatemala con el vecino del país del norte de América, todo eso apuntalando a que puede ser su acabose político.
Si fuera el caso de su acabose político, quisiéramos los guatemaltecos que sí lo sea para que rinda cuentas a la justicia nacional y no acabe como han terminado otros como Jimmy Morales, que fue a descansar al Parlamento Centroamericano y a gozar de un jugoso salario premiando la ineficacia, la corrupción y el descarado nepotismo de su oscuro periodo presidencial.
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