“Nadie los mando a irse de Guatemala, aquí estaban bien”
ese comentario hizo el presidente Alejandro Giammattei respecto de las muertes de más de 56 guatemaltecos migrantes en el estado mexicano de Chiapas el pasado 09 de diciembre. ¿A qué se referirá el mandatario guatemalteco, “aquí estaban bien”? Tengo mis dudas en cada una de esas palabras…
A través de la historia la migración ha sido y representa una valiente manifestación de la voluntad del ser humano de sobreponerse a la adversidad y buscar una vida mejor para él y los suyos. Hoy en día factores como, la globalización y los avances y las tecnologías de la comunicación y los transportes han hecho que aumente considerablemente el número de personas con el deseo y los medios para asentarse y radicar en otros sitios con el afán de sentirse parte de y de luchar por los sueños y anhelos de un mejor porvenir.
Como todo, la migración está evolucionando como consecuencia de la progresiva globalización de los mercados laborales y las sociedades y con ello, los migrantes no solo colaboran al desarrollo de las economías de destino al suplir mano de obra a sectores como servicios, construcción y agricultura, sino que también mantienen un flujo de entrada de capital financiero en forma de remesas para sus países de origen. Según informes del Banco de Guatemala, el monto de divisas enviadas por los guatemaltecos en septiembre de 2021 fue superior en unos $248 millones de dólares estadounidenses. A falta de tres meses para que concluya el 2021, a Guatemala solo le faltan unos $340 millones para imponer un nuevo récord en remesas familiares.
Los procesos de migración obedecen a causas voluntarias o forzadas, desencadenando fenómenos como el hambre, el desempleo, las guerras, las persecuciones políticas, étnicas-religiosas, los cambios y catástrofes climáticas, la trata de personas, la decadencia o auge de ciertas regiones. Lastimosamente, de esa lista de fenómenos sociales, todos convergen en nuestro país. Sí, y son producto de los gobiernos de turno que llegan al poder con un hambre desmedido de enriquecerse indebida e ilícitamente a costa de los intereses de sociedades como la nuestra, urgidas de decisiones efectivas y oportunas que motiven y propicien el desarrollo integral para todos tomando en cuenta la inclusión de los sectores más vulnerables por condiciones de ubicación geográfica, pueblos originarios, sector agrícola y campesino, organizaciones civiles, industria y comercio que le apuesten con todo a la invitación a comunidad internacional para que juntos (ellos y nosotros como pueblo) con el apoyo de las capacidades que tienen por experiencias aprendidas y lecciones vividas en sus países de origen nos den la mano, no el dinero a manos llenas, pero sí nos brinden la oportunidad de crear empleo mediante la inversión para generar mano de obra calificada, técnicos, egresados universitarios de todos los grados, todo ello con el objetivo de fortalecer nuestras capacidades como nación para decirle con solvencia al hermano guatemalteco “no se vaya, quédese en su país, un país que le da las oportunidades para que el emprendimiento, o la microempresa que quiere establecer le brinde un sostén digno a usted y su familia”.
El Ministerio de Relaciones Exteriores -Minex- confirmó la identificación de 56 personas fallecidas en un accidente registrado el pasado 9 de diciembre cuando un vehículo de transporte pesado volcó en una carretera de Chiapas, en México. El furgón transportaba de manera ilícita a más de un centenar de migrantes, en su mayoría guatemaltecos. El fatídico accidente se registró en el kilómetro 09 de la carretera de Tuxtla Gutiérrez a Chiapa de Corzo, cuando trasladaba en sus dos furgones a más de 160 migrantes hacinados de varias nacionalidades como Guatemala, República Dominicana o El Salvador. Según testimonios e indagatorias oficiales, los migrantes que viajaban en ese vehículo ingresaron desde Guatemala durante varios días por caminos y veredas al estado mexicano de Chiapas y se concentraron en San Cristóbal de Las Casas en distintas viviendas utilizadas por los traficantes de personas. Apenas una hora y media después de comenzar su recorrido, el camión volcó dejando una trágica cifra de muertos y lesionados.
La indiferencia, la falta de oportunidades reales motivadas por los ministerios de trabajo, economía, gobernación para que nos den certeza jurídica cuando emprendamos un negocio, garantías sociales a los trabajadores y que los patronos cumplan con sus obligaciones, que se nos apoye con préstamos para invertir en emprendimientos y no que tengamos que recurrir a grandes empresas usureras que atentan contra nuestra capacidad de pago y nos veamos en necesidad de cerrar y pedir otro préstamo para pagar el primero quedándonos sin nuestro patrimonio, y que gobernación nos garantice que no nos van a pasar dejando teléfonos tirados a nuestras casas o negocitos para responderle a las bandas de extorsionistas que agobian a familias enteras cobrando y exigiendo nuestros ingresos a cambio de no secuestrar o matar a nuestros seres amados porque ellos han sido inefectivos, inoperantes y ciegos a lo que la Constitución emana al decir que el Estado de Guatemala se organiza para proteger a la persona y a la familia; su fin supremo es la realización del bien común, quedando muy lejos ese precepto emanado en su artículo uno, porque precisamente por esa irresponsabilidad en su actuar, es que los compatriotas ahorran, se endeudan o venden sus objetos personales, bienes inmuebles para pagarle a un traficante de vidas humanas llamados “coyotes” en busca del sueño americano, arriesgando su vida y la de quienes se quedan aquí esperando una remesa mes a mes que les permita tener estabilidad económica, porque este Estado al cual le cumplimos con nuestros impuestos, no nos da nada a cambio, por el contrario nos exige y de no responderle nos esperan procesos penales, administrativos y tributarios en contra.
El ideal de migración por necesidad forzada o por voluntad propia, sería que los países abrieran las puertas de sus territorios con requisitos que facilitaran a los seres humanos el establecimiento legal, con compromisos de ambas partes para el crecimiento de las naciones con trabajo leal y honesto, para que sus connacionales puedan establecerse sin violentar los procesos y que dejen de suscitarse las muertes y tragedias como la recién acontecida en el país mexicano. “Donde hay un sueño, hay un camino”.
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