Uno de los principales problemas del mundo consensuados como tal son los relacionados a los ambientales, donde se concluye que vivimos en la mayoría de países del mundo una insuficiente cultura ambiental, carentes de políticas de desarrollo que integre en el uso sostenible de los recursos y preservación del ambiente; diversidad de enfoques sobre el equilibrio entre necesidades humanas y conservación; inadecuada institucionalidad y recursos para el manejo ambiental; uso inadecuado del suelo por carencia de un régimen de ordenamiento territorial; deforestación descontrolada y corrupta en muchos casos; erosión acelerada del suelo; contaminación del aire, agua, suelo y alimentos; problemas en el desarrollo de recursos hidráulicos y manejos de cuencas, áreas silvestres y diversidad biológica, recursos marinos, costeros y utilización de los diferentes componentes del sector energético, etc.
Esta semana que se desarrolla la 76 Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, se llevará a cabo paralelamente la quinta sesión de la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente para discutir sobre el fortalecimiento de las acciones por la naturaleza para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030.
Esta asamblea tiene la particularidad a diferencia de otras anteriores, que una de sus principales líneas de trabajo trata sobre cambio climático y medio ambiente, junto a otros temas que sobre ellos se generan; y, cuyo objetivo principal es que desde los gobiernos y sector privado estén dispuestos a impulsar una acción climática fundamental antes de la Conferencia de la ONU sobre el Cambio Climático (COP26) que se celebrará en noviembre próximo.
El tema a tratarse en específico en esta quinta sesión es sobre la “naturaleza” como soluciones a los desafíos que humanidad enfrentamos, como reducir la contaminación, mitigar y adaptarse al cambio climático y la seguridad alimentaria, etc. y reconoce la ONU que estamos perdiendo la naturaleza a un ritmo alarmante y de allí la necesidad de encontrar soluciones basadas en la naturaleza para lograr los objetivos de desarrollo sostenible en sus tres dimensiones complementarias: social, económica y ambiental.
Al margen de las discusiones internacionales -a veces con demasiado auspicio, pero con pocos resultados- nuestras sociedades deben de buscar un balance entre la satisfacción de las necesidades humanas y la responsabilidad de preservar nuestro entorno, a través de la utilización sostenible de los recursos naturales y la protección y restauración del ambiente.
Para lograrlo son necesarias políticas públicas para una profunda y sensible educación ambiental y fomento de la participación ciudadana; recuperación y preservación del recurso agua; promoción del uso sostenible del recurso bosque; fortalecimiento de los derechos de propiedad del suelo; fortalecimiento de las instituciones responsables de la gestión ambiental y de la aplicación de las leyes ambientales nacionales e internacionales; y, sobre todo, asumir nuestra responsabilidad como humanidad ya que tiempo es lo que menos tenemos.
Hasta la próxima semana
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