El fenómeno de la pandemia y su efecto regresivo en los procesos de aprendizaje tiene un alto impacto en el ámbito social, el trabajo, la naturaleza, la cultura, política y en la economía. Su efecto, induce a una recesión en la práctica y el saber humano, construyendo nuevas estructuras en la relación de enseñanza-aprendizaje, basadas en el teletrabajo o trabajo remoto, como respuesta a las condiciones de funcionamiento del proceso de formación académica.
No cabe la menor duda que el inicio del nuevo siglo se caracterizo por las acciones de cambio y profundas trasformaciones, en la ciencia, tecnología y producción. Asimismo, se impulso el desarrollo de la investigación educativa, que dotará a los actores del Sistema Educativo (docentes, estudiantes, administradores educativos, entre otros) de conocimiento que garantizará capacidades de transformación para garantizar la vida de los seres humanos y de la naturaleza en general.
La nueva tendencia educativa opera bajo los dispositivos de última generación en tecnología, con la incorporación de la robótica, la inteligencia artificial, el uso de plataformas virtuales y servicios asociados a la educación virtual. Para la población de escasos recursos, esto supone una mayor brecha, condenándolos a la exclusión por la condición económica, los límites, ausencia o imposibilidad de conectividad a internet y acceso a energía eléctrica. Pues deben privilegiar los elementos básicos de sobrevivencia sobre gastos suntuosos.
Caso similar ocurre con las mujeres, que han tenido que soportar la cultura machista, la explotación laboral, el trabajo en domicilios sin prestaciones, ni seguro social, sin ingresos que reconozcan su doble labor de trabajadora y madre de familia, la cual en muchos casos es cabeza de hogar, afrontando situaciones de discriminación, racismo y exclusión derivado del proceso histórico.
Entonces podemos decir que la crisis del conocimiento, práctica y saber humano, no se debe únicamente al virus, sino a la falta de políticas públicas que afronten el asalto y desmantelamiento de los derechos educativos y sociales. El daño causado al talento humano y al potencial intelectual, resulta problemático pronosticarlo al momento de encontrar a docentes y estudiantes a diario frente a la computadora o celular, la cual tiene una serie de posibilidades, incluyendo un conjunto indeterminado de empleos cuando se utiliza de forma eficiente, lo que se incrementa indefinidamente cuando equipo, programas y creatividad se utilizan, y se trasciende para el bien de la práctica y saber humano, sustancial para el equilibrio en la vida.
Por lo que, es responsabilidad estatal brindar a los estamentos más desposeídos las posibilidades de acceso a las necesidades básicas que mejoren su nivel de vida, lo cual, solo se puede realizar a través de una verdadera educación contextualizada y ajustada a la transformación del conocimiento en todos los niveles educativos desde la preprimaria hasta los doctorados.
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