Somos más de 7,900 millones de personas en el mundo. China en el primer lugar con 1,450 millones, India 1,400 millones; y, del continente de América, Estados Unidos en tercer lugar con 334 millones, Brasil en quinto con 214 millones y México en décimo lugar con casi 131 millones. Pero ni sumando estos tres países, llegamos a la cantidad de habitantes de la India. Parecemos muchos, pero somos pocos y es que en América solo estamos el 13.12% del total de la población mundial.
La pandemia alteró todos los pronósticos para 2020 y es protagonista en 2021 y lo será sin lugar a duda el próximo año. Y, aunque algunos países ya han empezado a recuperarse, la mayoría siguen y seguirán contando contagios y muertes y, continuarán sufriendo un retroceso económico histórico.
A consecuencia de la pandemia y de acuerdo con estudios del Banco Mundial, para 2021 se ha elevado la tasa de pobreza mundial del 7,8 % al 9,1 %, perdiéndose entre tres a 4 años de avances para la erradicación de la extrema pobreza. Un informe de la CEPAL publicado el mes pasado daba cuenta que las medidas de protección social durante 2020 evitaron un mayor aumento de la pobreza y pobreza extrema, pero hubo un retroceso de 12 años en pobreza y 20 años en pobreza extrema en América Latina y El Caribe.
La CEPAL da cuenta del aumento de la desocupación a 11% afectando más a los jóvenes e informales, una disminución a la participación laboral, especialmente de las mujeres con un retraso en 18 años y con más de un 30% de las mujeres pobres no participa en el mercado laboral por razones familiares y por la sobrecarga de trabajo de cuidados.
El presente nos muestra además serias violaciones a los derechos humanos de mujeres, ancianos, niños, población LGTBI, pueblos indígenas, etc., que van desde asesinatos, amenazas, atentados contra su integridad y un deficiente o casi nulo acceso a los servicios públicos.
El presente para el 2021 está peor que el pasado, pero debe ser el punto de partida para el legado que sirva para el futuro. Un futuro que no empieza en uno, cinco, diez o más años, sino que empieza una y otra vez al día siguiente del que vivimos y hacia eso debemos de poner todos nuestros esfuerzos.
La agenda 2030 para el desarrollo sostenible reúne a la humanidad en torno a una aspiración común y un nuevo curso de acción. Los 17 objetivos de desarrollo sostenible que se plasmaron en la agenda son universales y se refuerzan mutuamente, donde alcanzar esos ambiciosos objetivos sin dejar a nadie atrás exigirá nuevas estrategias de desarrollo y medios innovadores de movilización de recursos.
La esperanza del presente como legado para el futuro es tarea de todos, comunidad internacional, gobiernos y población y la única forma es humanizándonos como individuos y sociedades, siendo la alternativa para evitar que la humanidad se extinga. El presente termina cada día y el futuro empieza al día siguiente. Lo que hagamos hoy, es el legado para mañana.
Hasta la próxima semana.
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