La pandemia no es un problema de corto plazo, ni de inmediata solución, especialmente por las últimas mutaciones que el virus a sufrido, así como los renovados ciclos de contagios que agrava la crisis sanitaria, lo cual impacta con mayor énfasis en los sectores empobrecidos y desfavorecidos. El fenómeno de la pandemia afecta indiscriminadamente el trabajo, la naturaleza y a la sociedad.
Por ello debemos de preguntarnos ¿qué tipo de escuela tenemos hoy en día: escuela tradicional, escuela nueva o escuela moderna innovadora? Entendiendo que la labor fundamental, no solo, se centra en la distribución del conocimiento y habilidades, también se enfoca en la inculcación ideológica y el rol social del estudiantado. Siendo una institución que contribuye al control social de forma eficaz.
La escuela tradicional cumple las funciones de preparar al alumno para adquirir títulos y tener un oficio profesional, el trabajo del estudiantado se concibe como una tarea obligatoria, se transmite la cultura oficial, es un mundo plagado de disciplina, ejercicios metódicos y precisos. Existe un Curriculum homogéneo, su principio básico es demostrar que quinees ingresen a la escuela no saben nada. Su preocupación es que todos sean iguales, lleven tiempos iguales, libros iguales, conocimientos iguales, vistan iguales, piensen igual, imponiendo estructuras del primer nivel.
En la escuela tradicional, no se le permite desarrollar la inteligencia, ni su memoria operativa, lo que implica no tener una relación entre nuestra historia y nuestra vida, lo que aprendemos en las aulas no es suficiente para poder afrontar los problemas reales de la vida, nos sirve solo para poder aprobar contenidos y pasar al nivel superior. Es dogmática, que sofoca el espíritu crítico y sublime, imponiendo un aprendizaje memorístico y mecánico. Con reverencia, respeto y sumisión al texto escrito como a la palabra del profesor.
Lamentablemente, la escuela hoy en día ha cambiado muy poco, porque no se ha puesto el empeño, ni la voluntad política, los docentes noveles ven frustrados sus anhelos de incursionar en los cambios y transformaciones, por la forma de selección del personal, plagado de promesas de transparencia, pero prevalece los compadrazgos, el pago de facturas y el amiguismo, sobre la meritocracia.
La escuela es pues un callejón sin salida, que termina con las aspiraciones de la niñez y juventud, fomentando valores de competencias desleales, egoísmo, disciplina externa, orden, jerarquización, obediencia, temor, conformismo, en donde el estudiante le teme al docente, el docente al director, el director al supervisor, el supervisor al director departamental y así sucesivamente, es un mundo de sociocultura dominante.
¿Qué tipo de escuela debemos tener para poder cambiar o qué debemos cambiar para mejorar la escuela?
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